Significa un gasto importante para el Municipio, la reparación de celdas y lámparas. Es en tiempo de lluvias cuando más se afectan.
En un día de aguacero en Matamoros, se descomponen hasta 200 luminarias; cada fotocelda cuesta 60 pesos y cada lámpara vale 90
En tiempo de lluvia, es cuando más gasta el Municipio en la adquisición de fotoceldas y reposición de lámparas. Lo que sucede, es que el agua oxida a las primeras y provoca que se invierta la función de las luminarias: prenden de día y de noche están apagadas.
El titular de Servicios Públicos, Servando Zárate, dijo que por eso, “no queremos que vengan las lluvias... no es verdad, lo que sucede es que además de los charcos, cuando llueve se nos descomponen más y tenemos que reponer en un día de aguaceros, al menos unas 200 fotoceldas”.
El agua se mete a las fotoceldas, se llenan y luego se suelta óxido que es lo que impide que funcionen correctamente, “se invierte la función y esto hace que permanezcan encendidas durante todo el día y en la noche se apagan sin remedio”.
Sobre los costos, dijo que tan sólo una fotocelda cuesta 60 pesos y cada lámpara que también se tiene que reponer, vale 90 pesos.
Son alrededor de unas 2 mil 500 luminarias instaladas en la mancha urbana y en un día de lluvia, al menos unas 200 se descomponen. “Todo el equipo se tiene que cambiar y haciendo cuentas, la verdad es que se viene gastando un buen dinerito en esto”.
DESCONOCIMIENTO
El Departamento de Alumbrado Público desconoce el padrón de las luminarias existen en el área rural y por consecuencia, el porcentaje de las que permanecen fuera de servicio.
Víctor Adame Berlanga, titular del citado Departamento, reconoce que aún no se ha levantado el padrón de las lámparas y se trabaja en base a las reclamaciones o demanda de los ciudadanos para reponer las que no funcionan.
“Conforme vamos recibiendo las solicitudes de lámparas las reponemos y en los ejidos hay dos brigadas de reparación e instalación”, explica Adame Berlanga.
El funcionario enfatiza que el Departamento a su cargo realiza los esfuerzos necesarios para conocer y solventar las necesidades en ese renglón y para ello hacen recorridos nocturnos por diferentes áreas de la ciudad para detectar las fallas con la finalidad de resolverlas en el menor tiempo posible.
Meten su ‘cuchara’
Los malvivientes son quienes quiebran las luminarias a pedradas, para poder reunirse en algunas esquinas sin que los vean.
* En el ejido Santo Tomás es donde con frecuencia ocurre este tipo de incidentes.
* Los vándalos hacen de las suyas aun enfrente de sus vecinos.
* Los habitantes son quienes lamentan ese tipo de actos, pues piensan que el servicio de alumbrado público es necesario para una mejor seguridad.
