Adquirir artículos hechos en la localidad puede significar un ahorro de hasta el 70 por ciento.
Además de los carnívoros y herbívoros, una nueva generación de "consumista" está surgiendo: el localívoro.
Mientras que las primeras dos categorías hacen referencia al origen de la comida que se ingiere, ya sea animal o vegetal, la tercera tiene que ver con el lugar en que se crea.
Actualmente, a nivel mundial se está dando una tendencia que privilegia el consumo de lo que más cerca se produce.
Y para los regiomontanos esto puede representar un ahorro de hasta el 70 por ciento en algunos productos, según se constató.
El "localivorismo", como una forma de dieta, se basa en ingerir únicamente aquello que se genera en determinado rango de distancia.
El sitio 100 Mile Diet, es decir la dieta de 100 millas o 160 kilómetros, está a favor de la idea de reconectarse con agricultores del lugar y con comida propia tanto de la zona como de temporada.
Según datos de consumolocal.com, una dieta normal de Estados Unidos requiere 17 veces más petróleo que una basada en alimentos regionales.
En un recorrido realizado por Grupo Reforma se compararon precios de productos regiomontanos con sus similares elaborados en distintos puntos del País, siendo Bokados, Flash y La Lupita marcas, al menos, 22 por ciento más económicas que Mafer, Fabuloso y La Villita, respectivamente.
Los productos regionales representan un porcentaje alto en las ventas debido a la costumbre y su origen, comenta Lillian Torres, gerente de relaciones públicas de HEB.
Al adquirir lo local disminuye el consumo de combustible, emisiones a la atmósfera, ruido y tráfico en las carreteras para trasladar mercancía de otros estados a la Ciudad, explica Martín Bremer, profesor investigador del Centro de Calidad Ambiental del Tecnológico de Monterrey.
Y son artículos más frescos, coinciden Bremer y Rafael Ballesteros Rodea, especialista en finanzas.
Además, se beneficia la industria regiomontana, porque genera demanda y la empresa necesita más personal para satisfacerla, dice Bremer.
Pero no todos los productos elaborados en Monterrey son más económicos.
En refrescos y enlatados se constató una diferencia de precios del 15.92 y 43.33 por ciento a favor de los artículos mexiquenses Barrilitos y La Costeña, al compararlos, respectivamente, con sus similares regios Joya y Alfresco.
Son la excepción que confirman la regla.
Esto se debe a que algunas empresas hacen sus artículos en serie, mientras que en fábricas locales el proceso es más lento, por lo que por unidad resultan más caros, indica Benjamín Hernández Arizpe, especialista en productos de consumo y marca, y catedrático de Comercio en la Universidad del Valle de México.
"Al comprar local se fuerza a los fabricantes a dar mejor calidad e incluso se podría llegar a bajar el precio", dice Ballesteros Rodea.
Corea y China, por ejemplo, se enfocaron en hacer una economía sustentable, garantizando un volumen y ganancia para todos.
De esta forma, la demanda de una mayor cantidad en sus artículos genera empleo que combinado con una inversión de tecnología disminuye su costo.
Los gastos de empaque, almacén y distribución son, en general, menores en los productos locales.
Al recorrer los pasillos del supermercado encontrará marcas de granos, lácteos, detergentes, tortillas y cerveza propios de la zona, sólo basta revisar las letras pequeñas del envase.
Monterrey, Santa Catarina y San Nicolás sobresalen como los orígenes de artículos desde 5.8 hasta 69.6 por ciento más baratos que aquellos procedentes de Jalisco, Guanajuato y el Distrito Federal.
"Es difícil tratar de determinar cuánto cuesta la distribución y cuánto la materia prima, porque difiere en cada una de las categorías de productos que existen", explica Hernández Arizpe.
Hay ocasiones donde el envase de plástico vale más que el producto, como en el caso del cloro, agrega.
El precio está determinado por factores internos, como objetivos y estrategia de mercado, costos y las consideraciones de cada organización. Mientras que la competencia, la demanda, el Gobierno y la economía son algunos de los factores externos.
"Si un producto pasa de un proveedor a otro, cada uno tiene que ganar un margen, lo que hace que se encarezca", afirma Ballesteros Rodea.