Lo último que se supo de su destino era que recorría universidades del mundo ofreciendo conferencias. Había sido fotografiado en su rancho acompañado de su esposa en una pose que evoca la película “Lo que el viento se llevó”, amartelados en el verdor de un bordo rodeado de árboles, al pie de un riachuelo, disfrutando su rústica propiedad, él con sombrero de ala ancha, en camisa, ella con un vestido veraniego, sin mangas, un tocado muy “nice”, en un doble abrazo, rememorando a Clark Gable y Vivien Leigh. Al fondo la residencia de sus sueños que habiendo salido en una revista de sociales dio lugar a que surgiera un clamor popular de rechazo a la opulencia. En estos días, hojeando el periódico, acabo de enterarme que junto al líder nacional del PAN, Germán Martínez Cázares encabezará Vicente Fox el Comité de Planeación Estratégica del blanquiazul. Se trata de asesorar, en sus decisiones políticas al CEN de ese partido político. ¿Asesorar? El ciudadano, dubitativo, se rasca la nuca. ¿Asesor? Se me hace que Luis Carlos Ugalde, ex del IFE, no tardará en pasar lista de presente.
Se dice que durante el último mes, el ex presidente ha asesorado a sus correligionarios a través del Centro Fox. Se espera que en breve se agregue, también como ponente, Manuel Espino, ex líder nacional del mismo instituto político, que sí sabe de esos menesteres.
Lo leo y no lo creo, a menos que la desesperación del régimen haya llegado a su máxima expresión. Me fascinará mirar la participación de ambos políticos en conferencias magistrales. No sé qué tanto alegrará al actual presidente que en estos 19 meses, en que ha estado al frente del Poder Ejecutivo, se ha visto vapuleado por uno y otro. Vicente diciendo que no pudo enjuiciar a AMLO, pero tuvo su desquite después cuando le ganó (¡!) la Presidencia. En tanto Manuel, hace unos días, narra que el líder del Senado de la República, Manlio Fabio Beltrones, a propósito de lo cual escribió un opúsculo, está actuando con un poder obsequiado por el presidente Felipe Calderón, teniendo éste el riesgo de asemejarse demasiado a sus pragmáticos adversarios, refiriéndose a los priistas, que indica, son expertos en concertacesiones.
Señala en el libro que a Beltrones, al ejercer un poder de facto, le ha merecido el remoquete de Vice-presidente. Anota que el senador apoya e intimida a Calderón pidiéndole que amarre a sus perros –hemos de pensar que por aquello del espionaje-. Bien, no parece que hayan sido invitados a participar sin que el presidente actual se haya enterado o, aún más, lo haya propiciado. Nadie me quita la ida de que previamente fue enterado de que Germán quería incorporar a los dos polémicos políticos. En varias ocasiones los personajes en cuestión se rebelaron ante la idea de permanecer callados. A la par han dicho cuanto se les antoja, sin ningún respeto, de tal forma que en ocasiones han parecido más enemigos de Calderón, que ha encanecido a ojos vista, que los propios contrincantes políticos.
El llamado que se les hace ahora no parece provenir de Germán, que sólo está encargado de cuidar la casa común, por lo que diría que se concretó a cumplir una orden proveniente de Los Pinos. Lo que nos lleva, de ser cierto esto último, a preguntarnos ¿qué está cocinando el staff del presidente? ¿A qué obedece que ahora les den cobijo a las piedras que trae en el zapato? ¿Será una buena estrategia?
En fin, regresa al tinglado político un hombre que no acabó de irse nunca, pues ni poniéndole una camisola con largas mangas dejaría de manotear y mover la lengua. Lo que no se descarta es que al unísono se produzca la aparición de la cónyuge, a la que se le abre un anchuroso futuro político del brazo de su amado, pudiendo legítimamente aspirar a un cargo de elección popular, pues tiene la experiencia de haber compartido el poder presidencial.
