Corrían los años 50 cuando se construyeron los primeros baños públicos.
Rodeo, Dgo.- Hace algunos años la gente se bañaba en sitios y lugares campestres como acequias, arroyos o en las márgenes del río Nazas y en el mejor de los casos se acondicionaba alguna pieza de la casa para ducharse a “jumatazos”.
Fue de esta forma como a José Inés Villa, mejor conocido como don Chinés, le nace la idea allá por el año 1956 de echar a funcionar los primeros baños públicos que hubo en el municipio de Rodeo, ubicados en su domicilio particular de la privada Durango, en una vieja casona que aún conserva muchos de los detalles originales de la época.
Jornada de nueve horas.
Los baños contaban con dos grandes tinacos con una capacidad en conjunto de 500 litros de agua que los llenaban los trabajadores Pancho Meraz o Reyitos Sánchez, según al que le tocara la guardia y lo hacían extrayendo el salobre de una noria que alimentaba la tubería, pasando al tinaco y luego a la regadera.
Las aguas residuales descargaban directamente en la acequia pues no se contaba con fosa séptica, debido a que el servicio no era de W.C., por lo que no se afectaba gravemente el agua corriente del vertedor.
La jornada de trabajo era en promedio de nueve horas, de las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde; únicamente paraban para comer, lo cual hacían en la casa de la familia Villa Ramos; además de alimentar con agua los tinacos tenían que mantener prendido el boiler con leña que era traída especialmente de la comunidad El Ojo de Agua, empleando para esta actividad de cuatro a seis burros y los días que utilizaban para trasladar la carga eran el lunes, miércoles y viernes de cada semana.
Aceptación.
En total fueron acondicionadas ocho piezas para baño, cuatro de cada lado divididas por un pasillo; en estos espacios sólo cabía una persona por lo que se destinaban indistintamente para dama o caballero.
Los baños públicos desde un principio contaron con una gran aceptación de parte de la población por los precios módicos que se ofrecían; sin embargo, fueron las personas con mayor capacidad económica las primeras en emplearlos, recordándose las constantes idas de la familia Torres; al popular Dr. Peña, a don Delfino Soto y a muchos otros como asiduos visitantes, con el paso del tiempo el servicio se popularizó y acudía al mismo gente del interior de la municipalidad.
Centro de relaciones sociales.
Obviamente, las personas fuereñas y que por necesidades de trabajo tenían que estar en Rodeo, como era el caso del destacamento de soldados o los vendedores ambulantes, todos utilizaban estas instalaciones.
Dada la gran cantidad de individuos que asistían a este lugar fue necesario acondicionar una salita donde se podían observar toallas, rastrillos, jabones, etcétera, y todo lo necesario para la higiene personal; fue así como esta parte se convirtió en un auténtico centro de relaciones sociales, donde la gente comentaba asuntos de interés político, social y cultural, sin faltar las “novedades del momento”.
Todo fue acabando.
Como es normal, con el transcurso de los años los habitantes del municipio fueron poco a poco haciendo grandes sacrificios para construir sus propios baños y dejaron de visitar este negocio que lógicamente ante la poca afluencia de clientes cerró por incosteabilidad, siendo en sus inicios muy productivo.
Ahora al saludar a la familia Arreola Villa, actuales propietarios, se puede observar que donde estaban los baños se construyeron dos recámaras. ¡Qué tiempos aquellos!
Colaboración de José María Villegas Arreola