A Christina Aguilera y su esposo Jordan Bratman les fascina vestirse de novios “de ultratumba”.
En Hollywood, los famosos no tienen un pelo de muertos. Al contrario, están más vivos que nunca y lo celebran rindiendo culto a los personajes más populares de esa festividad llamada Halloween.
Allá, en la meca del cine, no hay calaveritas ni panes de muerto. Mucho menos ofrendas con mole poblano y arroz. Tampoco les ofrecen tequila a sus seres queridos que ya se “adelantaron en el camino”.
No, del “otro lado” la celebración reza: “¿Broma o regalo?” (trick or treat?). Hoy es Noche de Brujas para los estadounidenses y lo festejan en grande.
Y muchas luminarias del cine, la música y la televisión, aprovechan la ocasión para gozar de la vida de otra forma: disfrazándose del personaje de terror con el que más se identifican.
Así comienza el desfile de hombres lobo, brujas, novias de ultratumba, mujeres felinas, hiedras venenosas, víboras que incitan al pecado, Frankensteins, momias, Dráculas, arañas patonas, Freddys Kruger y cuanto personaje se nos venga a la mente, la mayoría salido de alguna película de terror.
Desde luego que más allá de dar miedo, muchas veces los disfraces de los famosos provocan una risa involuntaria y si no, habrá que preguntar a Jason Biggs (famoso por su personaje en la película American Pie), por qué eligió vestirse de mujer.
Para muestra un botón: a Christina Aguilera y su esposo Jordan Bratman, les fascina vestirse como los novios que en lugar de llegar al altar, llegaron al panteón porque un celoso los mató antes de que pusieran un pie en la iglesia.
La pareja invierte tanto dinero en su vestuario que casi siempre gana los concursos.
Otros prefieren el anonimato, como Kiefer Sutherland. El protagonista de la serie 24, cuya película se estrenará dentro de dos semanas, lleva varios años usando una máscara y unas garras de lobo feroz, mismas que complementa con un traje y unas botas viejas. De esa forma, evita que sus fanáticos se pasen de “vivos” y le pidan autógrafos en la calle.
Ahora bien, no todas las novias de ultratumba son feas. Hay algunas a las que la “huesuda” les perdona todo con tal de conservar su bien formada anatomía. Una de ellas es Mariah Carey, quien el año pasado “reivivió muertos” cuando llegó a una fiesta disfrazada de recién casada. “¿Dónde está el novio?”, le preguntaban y ella respondía: “Tres metros bajo tierra”. ¡Gulp!
En cambio, hay otras luminarias como a Sean P. Diddy Combs, a quien le dan miedo los muertos, él prefiere disfraces que no lo hagan verse fachoso, ¿para que perder el glamour?, así que decidió vestirse de... un gladiador romano.
