El clavadista mexicano Yahel Castillo finalizó ayer en la séptima posición en la prueba de trampolín de tres metros en los Juegos Olímpicos Beijing 2008, en competencia que se llevó a cabo en el 'Cubo de Agua' y en la que se impuso el chino Chong He. (AP)
Su fama de conquistador con las mujeres le significó un gran apoyo en la fosa de clavados del “Cubo Azul”, pero... el mexicano Yahel Castillo quedó muy lejos de las medallas.
Es una historia ya conocida. También él había generado una gran expectativa, al igual que antes lo hicieron el arquero Juan René Serrano y el boxeador Arturo Santos. Todos corrieron con la misma suerte.
Parece una condena para México: sólo “arañar” las medallas.
Hasta ahora sólo Paola Espinosa y Tatiana Ortiz han obsequiado una presea de bronce de la que todos, atletas y dirigentes, pretenden colgarse para evitar que la delegación mexicana caiga en una actitud de derrotismo absoluta. Ya una gran parte abandonó la Villa Olímpica y regresó al país con los bolsos vacíos y en busca de respuestas que aclaren de manera definitiva por qué el deporte no crece en el país, por qué no se logran los resultados.
En la ronda semifinal Yahel estuvo bien, se coló en la cuarta posición a la gran final y alimentó la esperanza de pelear, cuando menos, por la medalla de bronce.
Pero en la fase decisiva el dominio del chino Chong He fue abrumador: acumuló once dieces durante su actuación; el canadiense Alexandre Despatie tuvo una noche inspirada y el también chino Kai Qin se mantuvo constante y al final atacó para meterse al medallero. Era dura la batalla.
Conforme la contienda avanzaba, la situación de Castillo se tornaba más complicada.
Al término de la primera ronda el mexicano se encontraba ya relegado al octavo casillero, mismo que mantuvo en la segunda vuelta.
Pero en su tercera ejecución, el temido salto de dos y media vueltas atrás en posición “b” que tanto se le complica, el golpe fue fatal. Esta ronda, se sabía, era definitiva en sus aspiraciones. Fue un clavado de 6.5 que lo derrumbó en la clasificación hasta la onceava posición.
Escalar peldaños parecía complicado, aunque Yahel tenía reservada para el cierre sus mejores arma.
En la cuarta ronda recuperó un escalón. Pero ya para entonces se encontraba a 50 puntos del chino Kai Qin, que se mantenía aferrado en el tercer casillero. Ya las medallas parecían definidas. Sólo una catástrofe podía modificar la competencia.
Yahel terminó la quinta ronda en el noveno lugar. Seguía escalando, pero las medallas, esas ya estaban fuera de su alcance. El reto, entonces, era terminar en la mejor posición posible.
Llegó el momento de mostrar al mundo su dominio sobre el salto de dos y media vueltas inversas con dos giros y medio adentro. Un salto de 3.9 grados que sólo él ejecuta. Recibió un promedio de 7. Nada más se podía hacer. Terminó en la séptima posición, con 462.20 puntos, nada menos que a cien unidades de Chong He, sin duda la gran estrella de la noche.
En la cima se peleó con clavados de 9 y 9.5. Ese es el nivel de alta competencia que se requiere para aspirar a medalla. México está muy lejos de esas alturas.
Chong hizo las delicias de propios y extraños con saltos casi perfectos que provocaron la locura en las gradas. Sus compatritas ya le habían colgado con anticipación la medalla de oro, y él no estaba dispuesto a defraudarlos.
Su triunfo fue contundente. Se llevó la presea dorada con 572.90. La plata fue para Alexandre Despatie (536.65). Kai Quin se quedó con el bronce (530.10).
