Nelson Mandela es una de las figuras políticas más importantes del siglo XX que ha trascendido en base a su firme liderazgo y a su vehemente deseo de cambio.
Su vida política es por demás exitosa: impulsó la caída del apartheid en Sudáfrica, fue el primer presidente de color elegido democráticamente en su país y obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 1993.
Pero su vida personal y familiar no ha sido fácil. Mandela estuvo encarcelado 27 años por oponerse al régimen opresor de Sudáfrica, perdió dos hijos varones en difíciles circunstancias y tuvo dos fracasos matrimoniales, además de haber enfrentado innumerables conflictos sociales a lo largo de su existencia.
A pocos días de cumplir noventa años de vida, Mandela compartió a la revista norteamericana Time los secretos de su liderazgo que lo llevaron a constituirse en uno de los íconos más sólidos en la historia política contemporánea.
Mandela se sitúa al lado de líderes mundiales de la talla de Gandhi, Martin Luther King, Rigoberta Menchú, Juan Pablo II, Lech Valesa, entre otros más que han luchado por los derechos y la igualdad de los seres humanos.
Por ello tener las lecciones de su liderazgo cuando Mandela está con vida y lúcido no sólo es un privilegio, sino además una gran oportunidad para aprender.
Son ocho los puntos que destaca Mandela como claves para su liderazgo, el primero de ellos se refiere a tener “el valor –que no es ausencia de miedo— para inspirar a otros”. Al respecto recuerda que en una ocasión comenzó a fallar el avión cuando viajaba con su equipo y mantuvo la calma a pesar de que por dentro se moría de miedo.
El segundo proclama “liderar desde el frente, pero sin dejar atrás a la base”. En 1985 Mandela fue separado de sus compañeros de prisión debido a una enfermedad y ahí aprovechó para iniciar negociaciones con el Gobierno sudafricano sin claudicar en sus principios. Hubo dudas sobre la integridad de Mandela, pero al tiempo quedó claro que jamás se olvidó de su base y logró avances políticos cruciales.
El tercer secreto es “liderar desde atrás y dejar que otros crean que están al frente”. Desde niño Mandela aprendió de Jongintaba, el rey de su tribu Madiba, que siempre había que escuchar primero a los demás para después tomar las decisiones en base a consensos.
“Conoce a tu enemigo y aprende sobre su deporte favorito”, es la cuarta recomendación del líder sudafricano quien aprovechó sus dotes como abogado e intelectual para conocer a fondo a sus interlocutores. Mandela aprendió rugby y el lenguaje de los blancos nativos en Sudáfrica, quienes también eran discriminados por el Gobierno británico.
El quinto secreto habla de “mantener a tus amigos cerca y a tus enemigos todavía más cerca”. En los momentos más álgidos del conflicto racial, Mandela enviaba felicitaciones y condolencias a los presidentes en turno para no perder el contacto. Ya como presidente de Sudáfrica tuvo en el Gabinete a políticos que habían sido sus acérrimos enemigos.
Un punto clave en la vida de Mandela es su sexto secreto que habla de la importancia de la apariencia y de mantener siempre una sonrisa.
Mandela era duro al hablar con sus captores y negociadores, pero nunca fue descortés ni perdía la oportunidad de saludar con su habitual sonrisa.
“Nada es blanco o negro”, reza la séptima recomendación de Mandela. Otra vez como buen abogado sabía que las mejores decisiones no siempre son las radicales y que una buena decisión puede incluir varias opciones o tonos grises.
Finalmente dice Nelson Mandela que “renunciar es también liderazgo”. Un buen general sabe retirarse a tiempo de una batalla perdida así como un político se retracta cuando la decisión tomada no fue la más acertada.
A sus 90 años queda mucho por aprender de este personaje que ha dejado un legado gigantesco para la humanidad.
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