Madonna asistió a la gala anual ofrecida por la Fundación AmFAR. (AP)
Es imposible no enterarse que Madonna está en Cannes. Desde que llegó a la Riviera Francesa, las medidas de seguridad en el hotel Majestic aumentaron.
Y es que a dónde quiera que va Madonna, despierta pasiones. Así, es fácil entender que afuera del salón Diane, mientras la estrella respondía las preguntas de los privilegiados periodistas que lograron estar en una restringida lista, se escucharan gritos y aplausos de los fans, esperando verla.
Pero Madonna no se inmuta, para ella es cotidiano enfrentarse a las multitudes y, ¿por qué no decirlo? a las preguntas incisivas.
El momento más tenso se dio cuando se le preguntó por la polémica que ha despertado la adopción de su hijo David en Malawi, a lo que ella respondió serena: “La verdad es que no entiendo por qué se ha generado tanta controversia. Se trata simplemente de una cuestión de burocracia, papeles y cuestiones legales. Sin embargo, yo soy una persona que cree mucho en el karma y en que todo lo que me sucede en la vida es karmático. Así es que este dolor que he pasado, también tiene un sentido. Porque dar a luz implica un sufrimiento, un trance por el que pasa la madre para traer a su hijo al mundo. Y creo que todo esto me preparó para tener a David. Fue como una especie de parto espiritual”.
Y son precisamente sus experiencias en Malawi y su lucha contra el Sida las que la han traído a Cannes, pues junto con el director Nathan Rissman, ha presentado el documental I am Because we Are, en el que plasma su preocupación por los huérfanos del Sida en África y su compromiso con ellos.
Un documental muy crudo, que deja al desnudo la dura realidad que se vive en países como Malawi. “Cuando fui a Malawi por primera vez, tenía la idea de poder cambiar la vida de muchas personas, de ayudar. Sin embargo, lo que en verdad ocurrió es que ellos me cambiaron a mí. Si no ayudamos a que esos niños tengan la oportunidad de aprender y de formarse, es muy difícil que su futuro pueda cambiar. Ese es mi mayor compromiso y por lo que estoy luchando”, aseguró.
Pero, si Madonna tuviera cuatro minutos para cambiar el mundo, ¿qué haría?, “iría a Malawi con Justin Timberlake”, contestó la estrella que nunca pierde el sentido del humor, minutos antes de prepararse para ser la protagonista de la gala anual ofrecida por la Fundación AmFAR, con la que la cantante colabora desde 1992.
Robin Williams, Elizabeth Taylor y Demi Moore también han apoyado a AmFAR y han formado parte de esta gala en años anteriores, cuyo objetivo es recaudar fondos para seguir la investigación contra el sida, los programas de educación y las campañas de prevención y concienciación.
Y como todos esperaban, la elegida para el evento de este año fue Madonna, que apareció guapísima en un vestido rosa, acompañada por Sharon Stone, Natalie Portman, Diane Kruger y Elsa Pataky.