Las Chivas Rayadas del Guadalajara con dos goles de Omar Bravo vencieron al Atlas en el Clásico Tapatío. (Jam Media)
Omar Bravo es una de esas especies raras de futbolistas que necesitan de una buena noche para hacerse de una racha positiva... Y en el Jalisco, ha despertado como el resto del chiverío, implacable en casa.
Para el nueve del Guadalajara todo comenzó hace una semana en la goleada sobre el Morelia. En esa noche metió uno de los seis tantos del chiverío —Las Chivas han marcado once goles en su estadio—.
Este sábado, aprovechó la inercia del momento para ponerse ‘bravo’ ante los defensores del Atlas y vencer al arquero Jorge Bava en un par de ocasiones. La habilidad del atacante le dio al Rebaño Sagrado la cuarta victoria consecutiva en el Clásico regional.
Los rojinegros perdieron la brújula del juego muy rápido. A los cinco minutos de iniciado el cotejo ya estaban abajo en el marcador. Nada más favorable para un equipo como las Chivas, con tantos jugadores correlones, capaces de convertir el contragolpe en un arma letal.
Miguel Ángel Brindisi pagó la soberbia de tener en la banca a Diego Colotto y Juan Carlos Medina, dos de los hombres de mayor peso entre los Zorros. A estos dos, se les notaba a distancia el rostro de desesperación, importantes ante la decisión, físicamente aptos.
Lo de Bravo en el primer gol del chiverío no se puede calificar más que como una genialidad. el delantero ‘mató’ con elegancia el largo servicio de Morales. En un toque se quitó la marca y acomodó para batir a Bava, el primero de la noche. Los siguientes 40 minutos rápido, acompañados por el griterío de la gente.
Durante la segunda mitad, el Atlas ganó en posesión del balón y actitud hacia su rival. Los locales —administrativos— amedrentaron a los rojiblancos hasta replegarlos en su área.
Pero el resultado no fue nada favorable para los de Brindisi. Balones a los postes, remates a centímetros de ser gol y una desesperación producto de tres partidos sin ganar, dos en la liga nacional y uno en la Copa Libertadores.
El debutante Néstor Vidrio —uno de los mejores en la cancha para lo rojinegros— tuvo una gran oportunidad de igualar el marcador. Al chico le cayó un rebote claro, con el marco abierto y Luis Michel vencido. Pero lo nuevo le ganó a Vidrio, precipitó su remate, lo puso fuerte en el poste y la esperanza se perdió. Después, el balón pegó en Marioni y pasó cerca... Para entonces, Medina ya estaba en la cancha; Colotto se perdió en la banca.
Con la angustia de cargar una nueva derrota, Brindisi echó al campo a su resto ofensivo: Ulises Mendivil y Emmanuel Centurión se convirtieron en los cambios que no resultaron. El Atlas tenía demasiada gente cerca del área rojinegra, pero poca idea.
Entonces se apareció Bravo... Oportuno, contundente. El delantero aprovechó otro error de la zaga local, no falló, sentenció el juego y gritó... Festejó con los brazos en alto, agradeciendo al Jalisco, en donde las Chivas son implacables.
