UN TIGRE CON cAPACIDADES DIFERENTES
Lo aprendí de Lee Iacocca. Creador del Mustang cuando fue Presidente de Ford Motor Company. Y quien en la década de los años ochenta también rescato a Chrysler de la bancarrota. Él recomienda en su primer libro autobiográfico la tarde de los domingos como un buen momento para planear la agenda semanal, y también ponerse al minuto en negocios, economía, y finanzas.
Hoy es mas fácil para nosotros. En menos de 45 minutos, y gracias a la Internet, podemos dar un paseo por las páginas de The Economist, Fortune, The New York Times, The Wall Street Journal, CNNExpansión, Business Week, El Financiero, y por supuesto, el acontecer regional en este nuestro Siglo de Torreón.
Reviso algunos blogs de los profesores de la Escuela de Negocios de Harvard, y me encuentro con un banner que captura poderosamente mi atención. “Irish Mind” se llama. Y es nada menos que el web-site de IDA Ireland. La agencia gubernamental responsable de atraer inversiones foráneas y fomentar el desarrollo económico en Irlanda.
No me sorprende. Pero si me asombra la capacidad con que esta agencia entiende ya el moderno mapa de competitividad entre países y regiones.
Para empezar aclaran: “La competitividad de Irlanda no se basa primordialmente en beneficios fiscales o bajos costos de mano de obra. Sino en conocimiento, innovación, flexibilidad y conectividad funcionando conjuntamente. Irlanda ha demostrado habilidades para adoptar y adaptarse al cambio, sintonizando gente y empresas con las demandas de los negocios y los mercados mundiales”
Para reforzar sus argumentos de mejor destino para la inversión presumen: Mas de 1000 compañías multinacionales han elegido Irlanda como su base de negocios en Europa. Microsoft, Merril Lynch, Google, Apple, Hewlett Packard, Pfizer, Intel, y Amazon.com. Así como diversas corporaciones líderes de los negocios llamados de tercera generación: Agro biotecnología, Ciencias de la Salud, Farmacéutica, Servicios Financieros, Tecnologías de la Información, Ingeniería Avanzada, y Aeronáutica.
Pero, ¿Qué ofrece Irlanda? Grandes extensiones de terreno no tienen. Salarios bajos y rebajas fiscales tampoco. Irlanda vende algo que las empresas globales buscan con desesperación, y que pagan al precio que sea, donde sea.
Eso que ahora algunos llaman talento, capital humano, personas con maestrías y doctorados, que pueden comunicarse en dos o mas idiomas, que utilizan nuevas tecnologías informáticas como herramientas de trabajo cotidianas, que son innovadoras, que lo mismo entienden un ensayo literario que un modelo matemático.
Nada raro en un país que invierte anualmente 184 mil millones de euros primordialmente en ciencia y tecnología, y que según investigaciones de Economist Intelligence Unit, mantiene su sistema educativo entre los cinco mejores del mundo.
Y no son habladas de los irlandeses. En solo una generación pasaron de ser el patito feo de la Unión Europea, a ser llamados respetuosamente “El Tigre Celta” con un ingreso promedio per cápita alrededor de 38,000 dólares anuales.
Se dice que un pícaro gobernador norteño, durante alguna de aquellas maratónicas reuniones que convocaba el entonces presidente Luis Echeverría; cuando este ensalzaba al régimen chino porque construían rápidamente presas; le respondió: “En mi Estado también podemos hacer lo mismo Señor Presidente. Nada mas dígame usted cuando me manda un millón de albañiles chinos”.
Así pues, no se trata de copiar a los irlandeses. Pero si entender ya que las corporaciones globales, esas que podrían detonar nuestra alicaída economía lagunera invirtiendo miles de millones de dólares de una buena vez. No se atraen con terrenos baratitos, con salarios de hambre, ni con perdones fiscales. Tampoco con infructuosos viajes de burócratas rolleros, o alcaldes y regidores proclives al turismo gratuito.
Necesitamos trascender el paradigma del trabajo industrial. Admiro a los muralistas mexicanos que plasmaron el progreso con imágenes de maquinas, forjas, y hombres en overol fabril. Pero eso quedo en el pasado. Siendo necesario aun, resulta insuficiente ya.
Un país puede avanzar en su democracia, abrir sus mercados, liberalizar su comercio, privatizar… y aun así nunca salir de pobre. Ganan los países y regiones que inventan, que registran patentes, que educan a sus hijos. Países donde las personas también pueden ganarse la vida pensando, creando, emprendiendo, innovando.
Una reflexión mas para esta nueva economía del conocimiento: El efecto popote mas peligroso, (que nos saldrá carísimo en el futuro próximo) es aquel donde los científicos, médicos, profesores, enfermeras, biólogos, matemáticos, y otros mexicanos con educación superior están huyendo en la búsqueda de oportunidades dignas. Ya lo dijo el entrañable Carlos Monsiváis: “El migrante actual carga su tesis de doctorado cuando cruza la frontera”.
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