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Más allá del Día Mundial del Agua

Periférico

Luis Guillermo Hernández Aranda

A pesar de la importancia que tiene el agua en nuestra vida, no hemos sido capaces de desarrollar, en todos los niveles de la sociedad, la conciencia necesaria para cuidarla. De esta forma es igual de preocupante ver a una señora barriendo la calle con el chorro de agua de una manguera, que ser testigos de cómo las autoridades carecen de estrategias a largo plazo para conservar el agua.

En todo el mundo existe una gran preocupación por la falta del agua, incluso ya se le considera un problema de seguridad nacional en diferentes países. Hace alrededor de diez años, Ismael Serageldín, vicepresidente del Banco Mundial planteó por primera vez que las guerras del siglo XXI serían por el agua.

Mil millones de personas en el mundo carecen de acceso al agua potable y dos mil millones -casi un tercio de la humanidad- consumen agua de mala calidad. Cada día mueren 25 mil personas, en especial niños, por esta causa, de acuerdo a datos de la UNICEF.

A nivel local el problema desde hace mucho tiempo tomó matices preocupantes.

Por nuestra ubicación geográfica, la Comarca depende del agua almacenada en las presas así como de la que se encuentra en el subsuelo. Sin embargo, la sobreexplotación de los mantos freáticos es una realidad que nos negamos a aceptar.

Son muchas las voces de ambientalistas que han señalado a los productores como los responsables de la sobreexplotación de los mantos, ya que extraen agua sin ninguna regularización para su actividad agrícola.

En este escenario la Comisión Nacional del Agua anunció recientemente que aplicará este año un programa para obligar a los dueños de norias a instalar medidores para controlar la sobreexplotación del acuífero. Actualmente, poco más de la mitad de los pozos que dependen del acuífero principal de La Laguna cuenta con medidor, según la Conagua, son mil de los cerca de mil 700 pozos en la Comarca Lagunera.

Sin embargo, la propia Conagua ha reconocido que ha fracasado en programas para dotar de medidores a todos los pozos de la región y sancionar a los usuarios que extraigan más de lo permitido.

La falta de conciencia ha provocado una situación alarmante: en la Comarca Lagunera se repone sólo la mitad del agua que se extrae. Cada año se sacan mil 500 millones de metros cúbicos de agua del subsuelo, pero en el acuífero se recargan sólo 800 millones de metros cúbicos.

Paralelamente a la sobreexplotación de los mantos acuíferos se ha generado el problema del hidroarsenicismo, ya que cada vez es necesario excavar pozos más profundos para extraer agua, lo que trae como consecuencia que su calidad sea inferior.

En Torreón existen pozos cuya agua contiene 33, 50 y hasta 73 microgramos de arsénico por litro, cuando lo recomendable para su consumo es que sólo contenga diez microgramos por litro. El promedio en la región es de 20 microgramos por litro, es decir, el doble de lo recomendable por los organismos internacionales de salud.

A mayor nivel de arsénico crecen las probabilidades de contraer un cáncer en la vejiga y en el pulmón. Sin embargo, a pesar de este escenario no hemos tomado las medidas necesarias para solucionar el problema, y por el contrario, se sigue extrayendo el agua para obtener una mayor utilidad en el corto plazo.

La manifestación más grave del hidroarsenicismo se ha presentado en los municipios de Francisco I. Madero y San Pedro por el lado de Coahuila, mientras que en La Laguna de Durango el municipio de Tlahualilo ha sido el más afectado.

El problema se agrava cuando los sistemas municipales del agua preocupados por intereses políticos más que por salud pública, pretenden negar el problema. El pasado 19 de febrero El Siglo de Torreón informó que el agua de 13 de los 77 pozos que integran la red de agua potable de la ciudad (el 16 por ciento) rebasan el límite permitido de arsénico por la norma sanitaria, de acuerdo a un documento con el análisis de agua hecho por el Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (Simas).

Se mencionaba que los 13 pozos rebasan los 0.025 miligramos de arsénico por litro de agua (mg/l), la cantidad considerada por la Secretaría de Salud como aceptable para consumo humano, según la regla NOM 127-SSA1.

Al día siguiente (20 de febrero), Alberto Díaz de León, gerente del Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (Simas), dijo desconocer el reporte del laboratorio de la misma empresa. Además afirmó que el último monitoreo realizado a todos los pozos de la red urbana y entregado a la Secretaría de Salud fue en abril del año pasado e indican un promedio de 0.020 miligramos por litro de agua, “lo cual está muy por debajo de la Norma Oficial”, según Díaz de León. Por ese motivo, expresó en aquella ocasión, el Simas garantiza la potabilidad del agua para consumo humano.

En Gómez Palacio el panorama tampoco es halagador, ya que el 28 de febrero El Siglo de Torreón informó que desde hace dos años las autoridades de Gómez Palacio y Lerdo no habían publicado las mediciones de arsénico en el agua.

Como respuesta el director del Sistema Descentralizado de Agua Potable (Sideapa), José Miguel Campillo Carrete, justificó la negativa a hacer públicas las mediciones de arsénico en el agua al argumentar que se considera “información clasificada”. Es decir, según el funcionario los ciudadanos no tienen derecho a conocer la calidad del agua que están bebiendo.

El pasado sábado 22 de marzo se celebró el Día Mundial del Agua, en diferentes municipios del país y del mundo se llevaron a cabo eventos para crear conciencia sobre este recurso natural. Sin embargo, es necesario que este cuidado se tenga todos los días y no sólo en una fecha especial.

Algunos productores de la región ya están tomando conciencia de la importancia de cuidar el agua, lo cual es positivo, pero no suficiente ya que para solucionar este problema debe involucrarse toda la sociedad civil.

La responsabilidad de cuidar el agua no es sólo de las autoridades, su papel es fundamental, pero también es necesario involucrarnos y no creer que el problema es un mito sólo por que en nuestra regadera tengamos agua.

El tiempo pasa y el recurso es cada vez menor, de ahí la urgencia de desarrollar proyectos a largo plazo fuera de intereses políticos, con el objetivo de tener agua, lo cual es un derecho de todo ser humano.

Debemos tomar conciencia del despilfarro que representa que primero caiga una gota, luego otra y otra, hasta convertirse en chorro. Un chorro que es la principal fuente de vida, ya que sin el agua no es posible la existencia.

lharanda@elsiglodetorreon.com.mx

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