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Más barreras contra inmigrantes

ACTITUDES

José Santiago Healy

Quienes votaron por Barack Obama con la esperanza de que pronto se apruebe una reforma migratoria en los Estados Unidos, sufrirán una fuerte desilusión.

En su campaña, el presidente electo se comprometió a empujar cambios en las leyes migratorias durante su primer año de Gobierno, bajo la condición de que antes se concreten los candados que impidan la entrada de indocumentados.

Pero el panorama cambió diametralmente. Tanto por el año electoral como por la crisis financiera, el tema de una reforma migratoria en los Estados Unidos ha pasado a un segundo plano por no decir que a un tercero.

Aparte de la turbulencia económica que afectó a todos es oportuno recordar que ni Obama ni los políticos del Partido Demócrata, salvo contadas excepciones, favorecen una reforma migratoria que resuelva el status legal de doce millones de indocumentados que viven, duermen, trabajan y se alimentan dentro de los Estados Unidos.

William Clinton, considerado amigo de México y en general de Latinoamérica, no hizo nada por los inmigrantes, por el contrario en su Gobierno implantó la Operación Guardián para cercar la frontera de California y Arizona lo que ha causado más de cuatro mil muertes en catorce años.

En el Gobierno de George W. Bush tampoco se vio claro. Primero por el ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001 y después porque Bush se debilitó políticamente y nunca logró que su iniciativa para una reforma migratoria la aprobara el Congreso.

Pero en cambio sí pasaron las iniciativas tendientes a reforzar la vigilancia en las fronteras norteamericanas, especialmente la que limita con México en donde se autorizó la construcción de un nuevo muro, además de incrementar el número de agentes, armas, vehículos y la instalación de equipos de vigilancia cada vez más sofisticados.

En las últimas semanas el cerco que divide a San Diego con Tijuana, en su tramo San Ysidro a Otay, estrena una nueva alambrada muy al estilo de los campos de concentración nazis.

Este cable que llaman de concertina es parecido al de púas pero con la modalidad que sus puntas terminan en pequeñas navajas con dientes minúsculos con la idea de atrapar a cualquiera que intente cruzar el cerco.

Autoridades de México y grupos de activistas han expresado su condena a esta instalación que pretende cuidar a los agentes de la Patrulla Fronteriza que habían sido agredidos en esa zona por supuestos “polleros” dedicados al tráfico de indocumentados.

Gracias a esta alambrada “las agresiones a agentes bajaron un 51 por ciento y el cruce de ilegales un 61 por ciento”, asegura complacido Julio Alatorre, quien funge como vocero de la Patrulla Fronteriza en San Diego, California.

Lo paradójico es que son más los inmigrantes sin documentos que prefieren quedarse porque saben que en México y Latinoamérica será más difícil encontrar un trabajo.

Es tal el temor de regresar que en días pasados un matrimonio que trabaja sin papeles desde hace cinco años recibió la infausta noticia de la muerte de su hijo en México y prefirió quedarse a cuidar su empleo a viajar al entierro de su familiar.

No es cierto, pues, que habrá un retorno masivo de indocumentados, más bien veremos una drástica reducción en las condiciones de vida de las comunidades de inmigrantes de los Estados Unidos. Habrá menos empleos, menos remuneración, más abusos y más persecución policiaca.

Obama no ofrecerá lamentablemente ninguna solución para los doce millones de indocumentados al menos en su primer año de Gobierno con todo y que más del 66 por ciento de los latinos votaron por su fórmula el pasado 4 de noviembre.

Envía tus comentarios a josahealy@hotmail.com

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