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Masajes en pareja, una buena celebración romántica

SE UNE MÁS LA VIDA DE LOS INVOLUCRADOS, QUITA EL CANSANCIO Y POTENCIA LA ENERGÍA SEXUAL

Compartir un masaje con otra persona ayuda mucho a la comunicación entre ambos y al pleno conocimiento del otro.

Compartir un masaje con otra persona ayuda mucho a la comunicación entre ambos y al pleno conocimiento del otro.

El Universal

Una alternativa para celebrar este 14 de febrero es una sesión relajante, en pareja. La romántica cena en un restaurante, la ida al cine o el ramo de flores no dejan de ser recursos efectivos, pero pueden ser poco originales y no muy apreciados.

Muchos pensarían que para lograr una auténtica relajación, la idea de buscarla al lado de su media naranja acaso no sea la más afortunada, pero los tratamientos desestresantes en pares son cada vez más comunes y son una forma muy grata de pasar tiempo de calidad juntos.

Compartir un masaje con otra persona ayuda mucho a la comunicación entre ambos y al pleno conocimiento del otro. Aquí le damos algunas opciones para disfrutar “por dos” este 14 de febrero.

Masaje tántrico

“En la cultura occidental está mal visto enseñar a los hijos el cómo acariciar a su pareja”, explica Soledad Espinosa, sicóloga, consultora y maestra en los conocimientos de Altay, “por eso, cuando estamos en una relación no siempre sabemos cómo tocar a la otra persona y esto genera infelicidad.

Sin embargo, es posible aprenderlo, es muy sencillo y conlleva muchos beneficios.

Llevar a cabo la ceremonia del té y dar un masaje tántrico es un buen inicio para dar más felicidad a la pareja.

La idea es preparar la bebida de acuerdo con el ritual que las geishas realizan, en el que la forma es mucho más importante que el fondo; en ella se combinan aromas y sabores de inciensos y tés con los que se busca un estado de apertura sensorial. La postura juega un papel importante, pues se debe permanecer bien derecho y con la vista frente a la pareja para estar receptivo.

Los pasos a seguir son muy sencillos: limpiar los boles donde se servirá el té, hervir agua en la tetera, servir algún dulce a la persona que espera el té, mezclar té verde amargo en polvo (matcha) con agua para hacer una mezcla espumosa y servirlo. Los sabores dulce y amargo se complementan, esto representa la armonía.

Terminado este preámbulo, se sigue con el masaje tántrico. A diferencia de los relajantes, ésta terapia siempre se da y se recibe. Toca puntos especiales que desbloquean los canales energéticos del cuerpo y que a la vez resultan placenteros.

Dentro de las partes más privadas y que las parejas no suelen tocar están los pies y los costados del tronco. “Uno toca a otro en esta región debajo de los brazos y por instinto, se cubre. Esto hace ver que son personas que se cierran a las caricias”.

Por medio del masaje tántrico se aprenden diferentes formas de acariciar con las manos y con objetos como plumas o paños.

Llevar a cabo este ritual una vez a la semana es suficiente, gracias a su realización se unen más las vidas de los involucrados. Además, es lo suficientemente relajante como para quitar el cansancio y estrés generados por el trabajo, además de que potencia la energía sexual.

Espinosa explicó que saber cómo darlo es un regalo que se da al ser querido, sólo que, a diferencia de un perfume o unas flores, éste es más profundo y duradero. “Es también una forma de mostrar gratitud y eso hace que la relación mejore; al darlo se muestra la preocupación del uno por el otro”.

Combinación de elementos

Otra terapia de relajación completa para la pareja es el masaje Aire y Fuego. Éste se da en una cabina doble, para que dos personas puedan disfrutar simultáneamente de un masaje holístico con aromaterapia.

Este tratamiento comienza con un lavado de pies, que es una bienvenida oriental que sirve para “enjuagar” el estrés del día, olvidando el pasado inmediato.

El masaje holístico relaja los músculos a través de diferentes técnicas tales como presiones, estiramientos y reflexología.

Antes de comenzar, se recomienda someterse a un ritual de hidroterapia, que consiste en unos minutos en el vapor con cromoterapia, para seguir con una ducha fría en la regadera de presión, proseguir al jacuzzi y terminar, si se desea, con otra ducha fría.

Una vez concluido, se pasa al área de relajación en donde se ofrecen diversos tés, agua de la casa y fruta fresca.

Masaje casero

Si el tiempo o el dinero impiden ir a un lugar especial que dé terapias de relajación en pareja, hay otras opciones muy prácticas como un masaje casero.

Antes de iniciar esta sesión relajante, hay varios aspectos importantes a tomar en cuenta. Lo primero es aceptar que no siempre se tiene una finalidad sexual, sino que puede ser sencillamente un canal de comunicación.

Otra es que el masaje se recibe, pero también se da. El tiempo que se destine a ello debe ser celoso; apagar los teléfonos celulares es indispensable para centrar la atención en la pareja, tampoco es muy recomendable hacerlo si se tiene prisa o hay algún compromiso en puerta.

Se puede hacer uso de luz suave, velas, música armoniosa, aceites aromáticos para masaje y una buena disposición para otro tipo de acercamiento, más profundo y libre.

Se puede comenzar por la parte superior, poner dos gotas de aceite en las manos y friccionarlas para sentir la energía. Después dar un ligero masaje en el contorno del rostro, pasar por el mentón y luego subir a la frente y sienes con suaves movimientos circulares.

Cada parte del cuerpo es importante (se deben relajar hasta los dedos de los pies y manos), pero el mayor estrés se centra en la espalda y cuello, por lo que habrá que poner énfasis en esta parte.

La cabeza puede recibir un rico masaje. Pasa con las yemas de los dedos el cuello y sostén la nuca en las palmas de las manos. Luego haz pequeños estiramientos del cuello y mueve con suavidad la cabeza hacia un lado y hacia otro. Trata de percibir cómo se afloja el cuello y ceden las tensiones.

Dentro de las ventajas que tiene, es que es una forma eficaz de practicar el sexo seguro, es gratis y además, como no hay objetivos, no hay temor al fracaso; complementa y mejora el acto amoroso; proporciona quietud, una sensación profunda de bienestar, como en la meditación, y renueva el interés en la pareja al mostrarse mutuamente nuevos aspectos propios y de la relación.

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