Los fabricantes de máscaras ahora exportan a diferentes países.
Drácula, Frankenstain, el Hombre Lobo, brujas, momias, zombies, esqueletos, duendes, asesinos seriales e incluso políticos, son personajes con los que nadie quisiera estar, pero Diego Esponda, director general de Grupo Rev, convive a diario con ellos a través de sus máscaras, negocio que inició como un pasatiempo.
El joven empresario relata que todo empezó 50 años atrás con su abuelo, Rafael Esponda Avila, quien era dentista, pero gustaba de hacer bustos. Un día se le ocurrió hacer una máscara de un amigo para jugarle una broma que gustó mucho; a partir de ahí, varios conocidos le motivaron a dedicarse a eso como negocio.
Después de pensarlo un tiempo se decidió e inició la elaboración de máscaras de artistas y políticos como Fidel Castro, Hitler, Musolinni, Stalin, Franco, Diego Rivera, Cantinflas, Pedro Infante, María Félix y las infantiles de animales, entre otras.
Comenzó a tener buenas ventas y para no descuidar su consultorio dejó la naciente empresa en manos de sus hijos, quienes hicieron crecer la marca en los años siguientes en la ciudad de México para terminar en Cuernavaca, donde desde hace 31 años diseñan los productos.
El sueño de exportar era cada vez más fuerte, y en 1988 viajaron a Estados Unidos a tratar de colocar las máscaras; gustaron a tal grado que en un año se produjo lo que no se había logrado en 15 y así empezaron a meterse de lleno en el tema del Halloween. Sus clientes les daban los diseños que querían y ellos hacían la maquila y poco a poco avanzaron hasta ser reconocidos en muchas partes del mundo.
También exportan a Canadá, Venezuela, Costa Rica, Chile, España, Holanda y Alemania.
“Los pedidos se hacen principalmente en ferias internacionales, por ejemplo, en Estados Unidos se levantan cientos de pedidos que pueden alcanzar de los 500 a los 30 mil dólares”.
De base trabajan 90 personas y en temporada aumenta a 160, divididas en turnos; durante mes y medio laboran las 24 horas casi los siete días de la semana para surtir todo México en tres semanas (entre agosto y septiembre, que son sus principales meses de producción) y así generar 12 mil productos al día.
Con un catálogo de 480 máscaras y 170 novedades, cada año buscan innovar para competir contra la ‘piratería’ y otras empresas de su ramo. “La competencia desleal nos cuesta mucho”.
