La ofensiva fue precedida por intensas presiones de Estados Unidos sobre Pakistán para que someta a los milicianos acusados de cometer ataques en territorio pakistaní. (AP)
Las fuerzas de seguridad, con helicópteros y artillería, dieron muerte a unos 60 presuntos insurgentes en el noroeste de Pakistán durante operaciones destinadas a privar de refugios a los milicianos del grupo terrorista al-Qaida y del movimiento radical Talibán, informaron las autoridades.
La ofensiva fue precedida por intensas presiones de Estados Unidos sobre Pakistán para que someta a los milicianos acusados de cometer ataques en territorio pakistaní y también contra las fuerzas de la coalición internacional en la vecina Afganistán.
Las operaciones fueron anunciadas también tres días después de que un camión con explosivos fue detonado el sábado en un hotel exclusivo en la capital Islamabad y mató a 53 personas, además de que subrayó la amenaza que plantean los extremistas en un país dotado de armas nucleares.
Al menos 50 de los supuestos insurgentes, junto con un soldado, murieron en enfrentamientos que comenzaron el lunes en la región de Kohat, que colinda con zonas de tribus semiautónomas de Pakistán, informó el vocero militar, mayor Murad Khan.
Aseguró que las fuerzas armadas habían retomado el control de un túnel estratégico ocupado por los insurgentes.
En la cercana región tribal de Bajur, las fuerzas de seguridad mataron al menos 10 milicianos en una operación todavía en marcha, dijo un funcionario, Iqbal Khattak.
La campaña, que comenzó a principios de agosto, ha sido encomiada por autoridades estadounidenses luego de manifestarse preocupadas por un aumento de la violencia en Pakistán y Afganistán, aunque ha desatado represalias mediante ataques suicidas con explosivos en otros puntos del territorio paquistaní.
Algunos funcionarios consideran el ataque del sábado contra el Hotel Marriott pudo ser una respuesta a las operaciones en Bajur, en la cual según el ejército han muerto al menos 700 presuntos milicianos.
