Soldados estadounidenses apoyados por fuego aéreo mataron este viernes a siete iraquíes, incluyendo tres mujeres, durante un ataque contra supuestos miembros de al-Qaeda, dijeron los militares.
Funcionarios iraquíes y testigos contradijeron esa versión y dijeron que los muertos eran civiles de una familia pobre que había sido desplazada de Bagdad durante la violencia sectaria.
Los soldados estadounidenses actuaron en base a versiones de que un supuesto líder de una célula miliciana se encontraba en Adwar, un pueblo suní a 115 kilómetros (70 millas) al norte de Bagdad.
Fuerzas de infantería rodearon una casa y ordenaron la rendición de sus ocupantes, pero abrieron fuego después que un hombre armado salió de la casa y lo mataron, dijeron los militares.
Inmediatamente se ordenó un ataque aéreo, que mató a otros tres supuestos insurgentes y tres mujeres, agregaron. Dijeron que un niño iraquí fue extraído de entre los escombros y trasladado a una base estadounidense para ser atendido.
El ataque aéreo destruyó la casa. Fotos de la Associated Press muestran a niños hurgando entre una pila de escombros y familiares montando guardia junto a los cadáveres cubiertos con mantas de por lo menos cuatro de los muertos.
Los ataques aéreos estadounidenses y las versiones sobre muertes de civiles han sido frecuentes durante más de cinco años. Pero el del viernes fue el más mortífero en semanas.
Funcionarios iraquíes locales insistieron en que los muertos nada tenían que ver con la insurgencia.
El jefe tribal Faris al-Fadaam dijo que la familia llegó desde Bagdad hace más de dos años después que el dueño de casa, Hasan Ali, fue muerto porque era policía suní.
"La familia era muy pobre", dijo al-Fadaam. "La familia vino aquí y le ayudamos a alquilar esa casa. Era una familia numerosa. No tenían ninguna afiliación política. No se involucraron en ninguna acción hostil ni tenían ninguna conexión con pistoleros".
