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Matrimonio nulo

JAQUE MATE

Sergio Sarmiento

“Lo que Dios unió, no lo separe el hombre.”

Jesús (Marcos 10:9)

Siempre he creído que la vida privada debe ser privada. Me da igual con quién se casan o se descasan los políticos. Pero el tema de la anulación eclesiástica del matrimonio religioso de Vicente Fox, con el fin de permitirle casarse por la iglesia con Marta Sahagún, es público… y debe serlo, porque nos dice mucho acerca de la hipocresía de la Iglesia y de muchos católicos.

Lo que ha hecho la Iglesia Católica en el caso del matrimonio de Vicente Fox con Lilián de la Concha es separar lo que Dios unió. Poco importa que los jerarcas de la Iglesia lo nieguen.

Felipe Arizmendi, el obispo de San Cristóbal de Las Casas y frecuente vocero del Episcopado, ha señalado que la Iglesia no disolvió el matrimonio religioso de Fox y De la Concha, sino que ese matrimonio simplemente nunca existió. Una de las causales que puede hacer que se declare nulo un matrimonio, efectivamente, es que alguno de los contrayentes padezca de “graves trastornos psíquicos”. Según Arizmendi: “Si después de un análisis científico y responsable se comprueba que ese trastorno existía cuando se realizó el matrimonio, la Iglesia declara que no existió… La Iglesia no puede anular lo que estuvo bien hecho ante Dios, pero sí puede declarar que no hubo verdadero matrimonio.”

Como lo saben quienes han buscado la anulación de sus matrimonios religiosos, la búsqueda de causales como ésta se resuelve con argumentos leguleyos, abogados especializados e inversiones de dinero. Las anulaciones no se buscan para proteger a un cónyuge de la violencia o las consecuencias de los graves trastornos psíquicos del otro. Son simplemente una simulación, cuyo propósito es llevar a cabo nuevos matrimonios religiosos en abierta contradicción con las palabras de Jesús, quien rechazó la tradición de divorcio que existía en la religión judía.

El divorcio es, por supuesto, un mal… necesario, pero mal al fin y al cabo. Las parejas modernas suelen recurrir con demasiada facilidad a él cuando los problemas pueden resolverse, si hay buena voluntad de ambas partes, de otras maneras más sensatas. Los niños se benefician enormemente de contar con un ambiente familiar estable por lo que es importante que existan mecanismos que dificulten el desmembramiento de la familia. Pero la separación y el divorcio, estoy convencido, son siempre mejores que los pleitos permanentes de las parejas mal avenidas.

Eso no es, sin embargo, lo que dice Jesús en el Evangelio ni lo que predica formalmente la Iglesia Católica. Las palabras de Jesús en este tema son contundentes: el hombre simplemente no puede separar lo que Dios unió. No dijo que el divorcio estaba prohibido, pero que la anulación sí se aceptaba en determinadas circunstancias.

El ex presidente Fox no es la única persona que se ha beneficiado de la política de la Iglesia Católica de separar lo que Dios unió a través de las anulaciones de matrimonios religiosos. El obispo Arizmendi ha dicho que se ha presentado el caso de la anulación de Fox “como si la Iglesia accediera a las peticiones de los poderosos y no procediera de forma semejante con quienes carecen de recursos humanos y económicos.”

La información que yo tengo sugiere que, efectivamente, no hay discriminación formal, pero que el proceso es tan largo y complicado, y los costos legales tan altos, que se requiere de una buena cantidad de dinero para llevarlo a cabo, Así, en la práctica sí se favorece a quienes cuentan con recursos suficientes para litigar la anulación. Los pobres, en cambio, no tienen más opción que aceptar las palabras de Jesús y abstenerse de disolver el matrimonio religioso aun cuando se separen.

El que la anulación se convierte en una forma de llevar a cabo un divorcio encubierto queda de manifiesto en el hecho de que las causales que permiten la anulación se desvanecen de repente cuando la persona involucrada pretende contraer matrimonio religioso nuevamente.

Éste es el caso de Vicente Fox. Para la anulación de su matrimonio con Lilián de la Concha se adujo que padecía trastornos psicológicos graves, pero ahora resulta que éstos están milagrosamente superados y, por lo tanto, no hay obstáculo para contraer nupcias con Marta Sahagún.

Yo pienso que Marta es una mujer que le ha hecho bien a Fox. Es maravilloso que se amen y se hayan apoyado en estos años. Me parece también positivo que se mantengan fieles a la religión católica y que quieran que su unión sea oficial a los ojos de la Iglesia.

Pero no creo en hipocresías. O la Iglesia acepta que Jesús se equivocó y recupera la tradición mosaica del divorcio, o aplica la prohibición del divorcio realmente a todos los matrimonios. Este procedimiento por el cual se declaran inválidos algunos casamientos para que los cónyuges puedan contraer nuevamente nupcias es una burla para todos.

VIRGEN DE GUADALUPE

La tradición no se debilita a pesar de la urbanización y la modernización de nuestro país. Millones de mexicanos llegan todos los años a la basílica para presentar sus respetos a la Virgen de Guadalupe. En un México dividido por ideologías y diferencias sociales, esta advocación sigue siendo uno de los elementos más fuertes de unidad nacional. No en balde el cura Miguel Hidalgo recurrió a la imagen de la Virgen cuando quiso empezar su rebelión hace ya casi 200 años.

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