Algo que está poniendo de punta los pelos de los políticos en Estados Unidos de América, donde tienen lugar las primarias para escoger candidatos a la Presidencia de ese país, es la posibilidad de que arribe a la Casa Blanca el abanderado, que la tiene amarrada, por el partido Republicano, John McCain, considerando que su edad es provecta y senil. Dicen sus detractores que “viene de otra época, es un viejo caballo de batalla atascado en el pasado, con una visión del mundo anticuada”. Aluden a una lista de cosas que no existían en este mundo cuando su madre lo trajo a este planeta. La elaboró un estratega demócrata, poniendo en evidencia que McCain es viejo, pero además que se puede ser más joven que él y todavía ser muy, muy viejo. Hasta aquí refiero lo que se dice del viejo McCain, al que se le atribuye ser anterior a la Coca Cola en lata. Que es un contundente dato que no dice nada sobre la capacidad que puede tener para gobernar. El que sea viejo, salvo prueba en contrario, no lo descalifica para aspirar a ocupar un lugar en la casa presidencial, salvo que fuera carcamal. -El Santo Papa tiene 81 años y nadie duda que esté en pleno uso de sus facultades mentales y vaya que le queda cuerda para un buen rato-.
Que McCain esté o no empolvado por el paso del tiempo, sería cuestión de que a su comentario los republicanos hubieran acompañado un dictamen pericial elaborado por prestigiados médicos expertos en geriatría, -que es la parte de la medicina que estudia la vejez y sus enfermedades.- Puede ser que los años se le hayan echado encima y sufra achaques que lo imposibiliten para ser presidente, lo cual hasta ahora nadie ha demostrado. Se concretan a descalificarlo mediante la afirmación de que cuenta con 71 años de haber nacido, -lo que pasó en 1937-. Los avances en la medicina han hecho que el promedio de vida sea mucho mayor que la que había en el año en que nació. La descalificación que hacen de él sus contendientes no tiene más apoyo que su simple dicho. No diremos, en este caso, que un hombre tiene la edad que representa por que, en este caso, sí parece que tiene la edad que le atribuyen. Lo que no indica que sea un anciano decrépito, caduco o clueco. Un video de la campaña que hace el Partido Demócrata, es con el evidente propósito de poner de manifiesto que McCain es una persona mayor que ha perdido el contacto con la realidad. Si ésa es la piedra angular sobre la que gira la campaña de sus opositores, parece que no le hará mella, pues el comentario de McCain, a este respecto, es reconocer con humor que es más viejo que el polvo y tener más cicatrices que Frankenstein. Lo que sí, es un veterano de guerra, la de Vietnam.
Eso, más que eliminarlo de la carrera presidencial, seguro que le ayudará en su aspiración de llegar a la Casa Blanca. En efecto, es un héroe de guerra, que estuvo prisionero al ser derribado su avión por las tropas vietnamitas, tenía 31 años, que ya en tierra fue golpeado, pateado y desnudado. Su pie izquierdo fue herido con una bayoneta y su hombro fue dislocado con la culata de un rifle. Estuvo preso cinco años. En una celda, en realidad un agujero, pasó dos años y medio. Se le condecoró con la Estrella de Bronce y el Corazón Púrpura al ser liberado en 1973. Soportó bayonetazos en los tobillos y era colgado por horas de las muñecas. Por cierto, durante el tiempo de su encierro se le ofreció liberarlo si reconocía que había cometido crímenes de guerra, lo cual rechazó. Ya en su patria, ha metido la pata en varias ocasiones debido a que es un malhumorado irredimible. Llegaron a tal grado, sus pocas pulgas, que hizo el oso al burlarse de la hija de los Clinton, de nombre Chelsea, a la que aludió, preguntándose públicamente, del por qué era tan fea.
Bueno, sí, en efecto, McCain es de edad avanzada, pero no achacoso, ni valetudinario. En caso de ser elegido, para el día de su toma de protesta, tendría 72 años, la cual es mucha edad ¿y qué? Aquí, en Torreón los ancianos decían y dicen cazurros: viejos los cerros y aún reverdecen. No se le ha diagnosticado, por un experto, que padezca una degeneración progresiva de sus facultades físicas y psíquicas, a consecuencia de una alteración de sus tejidos. ¿Entonces? Al referirse los laguneros a que alguien es longevo, los tachamos como más viejo que Matusalén, de quien se dice en el Antiguo Testamento que alcanzó la edad de 969 años, feneciendo en el año del Gran Diluvio. Los estudiosos del tema han dicho que es un mito la tal longevidad de los patriarcas bíblicos, señalando hubo un error en el cálculo de edad, confundiendo los ciclos lunares con los solares, por lo que la verdadera edad de Matusalén sería de tan sólo 72 años. Total, se los dejamos a los gabachos, al final de cuentas serán ellos quienes decidan su ya, muy corto futuro.