Seguimos con nuestro recorrido de algunas de las principales noticias de 2008. Hoy le toca el turno a mayo. A principios de ese mes, en la provincia oriental boliviana de Santa Cruz se llevó a cabo un referéndum. En él se le preguntó a la población si deseaba una mayor autonomía con respecto al centro político, y si los santacruceños deberían tener mayor control sobre sus recursos, seguridad y desarrollo. Según los resultados oficiales, el apoyo popular en pro de la autonomía ronda por ahí del setenta por ciento.
La cuestión es que el Gobierno de Evo Morales le negó legitimidad a la consulta, alegando que es anticonstitucional, que no fue convocada de acuerdo a la Ley, y que es una maniobra de la oligarquía santacruceña para separarse de Bolivia.
Además, una votación semejante ocurrió semanas después en otras tres provincias del Oriente boliviano: Beni, Pando y Tarija. En conjunto, las cuatro constituyen algo así como la mitad del territorio y la población de Bolivia.
Evo Morales alega que Santa Cruz y las otras provincias no quieren formar parte del proyecto nacional indigenista que él promueve. Y que para zafarse del mismo, la oligarquía del Oriente del país pretende la secesión.
A su vez, los promotores del referéndum dijeron que sus demandas de autonomía no fueron atendidas cuando se redactó la nueva Constitución… la cuál, de hecho, fue promulgada en un Congreso rodeado por fuerzas de seguridad, y al que no pudieron ingresar muchos diputados de oposición.
Por un lado, resulta evidente que el Oriente de Bolivia, mucho más rico y menos indígena que el Occidente serrano, está incómodo con las posturas populistas e indigenistas de Evo Morales. Y que éste hizo a un lado las peticiones autonomistas de maneras no muy legales.
Por otra parte, si un 70% de la población de Santa Cruz aprueba la ruta autonomista, como que está difícil hablar de que “la oligarquía” es la que está moviendo sus piezas.
La votación en pro de la autonomía se repitió en las otras tres provincias. Las tensiones entre Oriente y el Gobierno central de Evo Morales se han seguido tensando desde entonces.
Las búsquedas de acuerdos y consensos no han llegado muy lejos. La intermediación internacional tampoco ha servido de mucho. Éste es un conflicto que ha seguido calentándose durante el resto del año.
Y que no tiene para cuándo terminar. Quizá el 2009 vea cómo se precipitan los acontecimientos en ese atribulado país sudamericano.