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McCain y Obama, polos opuestos

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EFE

Las diferencias entre los aspirantes a la Presidencia de EU están a flor de piel: uno es blanco y el otro

de raza negra, uno tiene 71 años y el otro 46, uno respaldó la guerra de Irak y el otro se opuso a ella.

La carrera por la Casa Blanca entra de lleno en una nueva fase, en la que los votantes tendrán que elegir entre el “statu quo” que representa el republicano John McCain y los aires de cambio del demócrata Barack Obama.

Las diferencias entre el uno y el otro están a flor de piel: uno es blanco y el otro de raza negra, uno tiene 71 años y el otro 46, uno respaldó la guerra de Irak y el otro se opuso a ella.

La batalla, que los dos rivales políticos libran tímidamente desde hace semanas, promete intensificarse tras confirmarse que Obama es el candidato presidencial demócrata en las elecciones de noviembre.

Los expertos aventuran que el debate que se avecina será “fascinante” y acentuará sin duda las diferencias ya visibles entre los dos aspirantes a la Presidencia de Estados Unidos.

“Va a ser realmente interesante ver a un senador de 71 años como McCain competir con un candidato joven y enérgico como Obama”, dijo Ed Costantini, profesor emérito de la Universidad de California en Davis.

Todd Gitlin, profesor de la Universidad de Columbia (Nueva York), señaló que la campaña de McCain vende sus canas como un factor positivo, al equipararlas con autoridad y experiencia, y argumenta que Obama carece de experiencia y madurez.

Mientras tanto, Obama insiste en que McCain es un prisionero del pasado, al vincularlo con la impopular Presidencia de George W. Bush y debates obsoletos.

“Lo que trata de hacer (la campaña de Obama) es presentar a McCain como alguien incapaz de ver el mundo con ojos frescos y como alguien cuyo conocimiento es en realidad rigidez”, indicó Gitlin.

Tanto Costantini como Gitlin ven fortalezas y debilidades en los dos “presidenciables”.

Para el profesor de California, la ventaja del senador afroamericano radica en que “representa la posibilidad de cambio en un momento histórico en el que la gente está compresiblemente insatisfecha”, además de que “ha conectado con los jóvenes y es un buen orador”.

Su Talón de Aquiles radica en un factor imponderable, el color de su piel, dijo Costantini, quien recordó el “racismo residual todavía existente en la sociedad estadounidense”. A eso habría que añadir “su falta de experiencia”.

McCain tiene a su favor sus años de servicio público, el ser un militar condecorado y su imagen de independiente. En su contra, está su edad y su carácter temperamental, según Costantini, que vaticina que ese rasgo puede jugarle alguna mala pasada.

Gitlin, el profesor de Nueva York, añade a la lista de debilidades de Obama su incapacidad para conectar con los votantes obreros blancos y a la de McCain su escaso atractivo como orador.

Los cinco meses que quedan por delante pondrán a prueba los recursos de los dos candidatos que a buen seguro tendrán que encajar más de un golpe bajo en su bajo en su carrera hacia la Casa Blanca.

Afirma McCain tener mayor experiencia

El senador republicano John McCain es un viejo aspirante a la Casa Blanca, a la que ya se postuló en los comicios del año 2000, pero perdió la candidatura de su partido en favor de George W. Bush.

Consciente de que es uno de los candidatos de mayor edad, McCain asegura que es el que posee más experiencia de todos y que, a sus 71 años, “puedo ser el más viejo, pero también soy el mejor”.

Aunque es estadounidense, no nació en un estado del país sino en la zona del Canal de Panamá, controlada por Estados Unidos desde 1903 hasta 1979. Su padre, John Sidney “Junior” y, como él, ex veterano de la guerra de Vietnam, había sido trasladado al país centroamericano por la Armada de EU.

Estudió en la Escuela Episcopal, donde siempre se destacó como un alumno aplicado y disciplinado. Se graduó en 1954.

Después siguió los pasos de su padre y de su abuelo, quien sirvió al Ejército de EU en la Segunda Guerra Mundial, e ingresó a la Academia Naval.

Es considerado un héroe en Estados Unidos por haber pasado cinco años y medio detenido en la famosa prisión norvietnamita de Hanoi Hilton, luego de que su avión A-4 Skyhawk fue derribado por un misil en 1967, en plena Guerra de Vietnam.

A su regreso a EU y tras ser condecorado con los máximos honores militares, fue asignado en un puesto que le abriría las puertas de la política: Enlace de la Marina con el Senado, cargo que ejerció hasta el día en que se retiró de las Fuerzas Militares, en 1981.

En 1992 llegó al Senado por el estado de Arizona y repitió curul en las elecciones de 1998 y 2005.

A lo largo de su carrera, McCain se ha caracterizado por defender posiciones políticas que podían restarle apoyo en su partido.

Se trata del único que tiene experiencia militar. A pesar de dar prioridad a la lucha contra el terrorismo, este candidato conservador, desde su experiencia como ex prisionero de guerra, ha condenado el uso de torturas.

Además, el senador de Arizona ha tratado de ganarse el voto de los más jóvenes, a los que gusta contactar en foros universitarios o a través de Internet.

CRÍTICO DE GUERRA

Así, el senador -conocido por su carácter enérgico e irascible- apoyó la invasión de Irak, pero ha criticado con fuerza la forma en que el presidente George W. Bush, y en especial el ex jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, condujeron la operación.

Asimismo, aunque McCain asigna una alta prioridad a la lucha contra los terroristas, se ha mostrado contrario a algunas técnicas de encarcelamiento e interrogatorio condonadas por la Administración Bush. Desde su experiencia como ex prisionero de guerra, ha condenado el uso de torturas.

CASADO DOS VECES

John Sidney McCain nació el 29 de agosto de 1936 en la Zona del Canal, en Panamá. Se casó en primeras nupcias con Carol Shepp en 1965 y se divorció en 1980. Después contrajo matrimonio con Cindy Lou Hensley en 1980.

Adoptó a los hijos que tenía su primera esposa Doug y Andrew, y con ella tuvo un tercer descendiente, Sidney Ann. Junto a su segunda esposa, tuvo a Meghan, Jack, Jimmy y Bridget, esta última adoptada de Bangladesh.

DE MAL HUMOR

El senador por Arizona tiene fama de ser un rebelde entre los republicanos, como lo demostró al defender una impopular regularización de indocumentados contra la base conservadora de su partido.

Quienes lo conocen dicen que se caracteriza por un muy mal humor y un marcado carácter. No en vano, ha protagonizado choques con varios personajes importantes de la vida política mundial entre los que está el presidente de Corea del Norte, Kim Jong-il.

El 16 de noviembre del año pasado anunció se lanzaría como candidato republicano para llegar a la Presidencia.

SU PLATAFORMA

Sobre Irak rechaza rotundamente la retirada de las tropas. Por el contrario, considera que se debe incrementar el número de militares y a su vez propone que éstos se roten progresivamente. Es partidario de que se implemente una nueva estrategia de contrainsurgencia en la región y asegura que se debe fortalecer a las fuerzas policiales y militares iraquíes. A su vez, plantea la necesidad de ejercer más presión a los gobiernos de Siria y de Irán, y pretende construir una base permanente en Irak.

Sobre la inmigración considera necesario reforzar la frontera y desarrollar nuevas políticas con respecto a la inmigración, entre las cuales se incluye la obligación a todos los ilegales de aprender el idioma, la historia americana y los valores de la democracia norteamericana. Dice que aquellos que cumplan con estos requisitos iniciarán un proceso de legalización, que incluye el mejoramiento de las oportunidades laborales.

En la economía, su programa se centra principalmente en la consolidación de nuevos tratados internacionales y la reducción de impuestos para las familias de clase media. A su vez, plantea la necesidad de promover más empleos.

En el rubro de Salud propone una reforma en el sistema de salud para así hacerla más accesible a las familias menos favorecidas, y en especial a aquellas que no estén aseguradas.

Obama intenta unir mundos distintos

Llegó a Chicago hace más de dos décadas como un joven idealista, que quería ayudar a los pobres y, tal vez, escribir libros.

Barack Obama no sabía nada de cómo se manejaban las cosas en la ciudad, famosa por la rudeza que dominaba la política, pero sabía escuchar y aprendía rápido. Le gustaba hablar de los cambios sociales.

Ingresó a la política por el peldaño más bajo. Como militante de base, peleó por preservar los trabajos en la deprimida industria metalúrgica, por mejorar los servicios públicos y por todo aquello que ayudase a mejorar la vida de los pobres.

Este joven que golpeaba puertas y trataba de difundir su mensaje, está haciendo historia como el primer candidato afroamericano a la Presidencia por el Partido Demócrata.

Es un paso gigante en un recorrido que lo llevó desde exóticos rincones de Hawai e Indonesia a un mundo privilegiado en Cambridge, Massachussets, a los barrios pobres de Chicago y, finalmente, a los corredores del poder en el Congreso.

Fue en Chicago donde Obama aprendió a formar coaliciones y la necesidad de superar diferencias, factores que, asegura, lo ayudarán en la Casa Blanca.

Desde el comienzo Obama unió distintas culturas. Su padre, llamado también Barack Obama, era un keniano de raza negra de una pequeña aldea que logró una beca para estudiar en la Universidad de Hawai. Su madre, Stanley Ann Dunham (cuyo padre siempre quiso un varón) era de raza blanca y tenía 18 años cuando se conocieron.

Barack -que quiere decir “bendito” en árabe- nació el 4 de agosto de 1961. El matrimonio de sus padres duró poco. Su padre fue a estudiar a Harvard cuando su hijo tenía dos años y regresó una vez, ocho años después.

Por entonces, Obama ya había vivido en Indonesia, la tierra de su padre adoptivo, Lolo Soetoro, otro estudiante universitario que su madre conoció en Hawai. En Indonesia, Obama experimentó las duras realidades de la pobreza del Tercer Mundo.

Regresó a Hawai cuatro años después y vivió primero con su madre y luego con su abuela materna.

En Hawai, Obama estudió con becas en la Punahou School, una renombrada academia privada de Honolulu.

Tenía un lado reflexivo que trataba de conciliar sus orígenes raciales. Su grupo de amistades era muy diverso y él y otros dos estudiantes afroamericanos se reunían semanalmente en lo que se conoció como “el rincón étnico” de Punahou.

Una vez concluida la secundaria, Obama cursó estudios en el Occidental College de Los Ángeles y en la Columbia University de Nueva York. Se graduó y desempeñó algunos trabajos, entre ellos uno como redactor de una publicación financiera.

CAMBIO DE VIDA

Obama llegó a Chicago en 1985 con un mapa de la ciudad y un empleo como organizador comunitario. Tenía un sueldo modesto de poco más de 10 mil dólares anuales y suficiente dinero para comprarse un Honda desvencijado.

El haber vivido en el exterior lo ayudó a adaptarse al nuevo medio y a solidarizarse con los desposeídos, según Gerald Kellman, la persona que lo contrató para trabajar en el Developing Communities Project. Su misión fue organizar las parroquias negras del South Side, un barrio pobre sacudido por la pérdida de trabajos.

“No tenía problemas en enfrentarse con los poderosos y en discutir sobre cualquier tema”, expresó Kellman. “Cuando hablaba con alguien en persona, se comportaba con mucha corrección. Era muy bueno tratando de buscar soluciones a conflictos”.

En esos tres años como activista comunitario, se hizo más pragmático. Obama se fue de Chicago tras ser aceptado en la Facultad de Leyes de Harvard.

EN LA UNIVERSIDAD

En Harvard era mayor que el grueso de sus compañeros y entró en contacto con una institución que forma a los miembros de la élite del país, futuros jueces de la Corte Suprema, magnates, senadores y presidentes. Ex compañeros y profesores lo recuerdan como alguien de muy buen juicio, un conciliador que podía ver los dos lados de cualquier tema.

Obama no era competitivo, como la mayoría de los estudiantes, según uno de sus profesores, Laurence Tribe, quien lo contrató como asistente en una investigación.

“No buscaba reconocimientos sino resultados. A menudo dejaba que otros se llevasen el mérito de algo que había hecho él”, señaló.

Hubo dos momentos clave en la vida de Obama en la universidad: cuando conoció a otra estudiante, Michelle Robinson, con la que más adelante se casaría y quien le daría dos hijas, Malia y Sasha, y cuando fue elegido el primer presidente negro del Harvard Law Review, probablemente la publicación legal más prestigiosa del país.

ENTRADA A LA POLÍTICA

Regresó a Chicago, para trabajar con una pequeña firma especializada en derechos civiles. Dirigió una campaña para enrolar gente en las elecciones y dio disertaciones en la Facultad de Leyes de Chicago.

En 1996 fue elegido senador estatal y se hizo fama de persona pragmática, capaz de llegar a acuerdos con otros sectores.

Algunos legisladores lo consideraron un tanto arrogante. Y su estilo irritó a algunos, ya que no usa la retórica típica de los políticos de raza negra. No faltó quien cuestionó su identidad racial y dijo que no era lo suficientemente negro.

Con tres años de experiencia en la legislatura estatal, intentó arrebatarle su banca al representante nacional republicano Bobby Rush y sufrió una gran derrota.

Dos años después llegó al Senado nacional, impulsado por la popularidad que le dio un conmovedor discurso en la convención nacional demócrata de 2004.

“Vino de afuera, pero logró meterse en la política local”, dice Mike Kruglik, quien trabajó con Obama como militante de base. “Podía verse a sí mismo en los demás”.

Parecía que todo lo que tocaba se convertía en oro: publicó dos libros muy vendidos, recibió dos Grammy por las versiones grabadas de esos libros, apareció en las tapas de revistas y fue invitado a numerosos programas de televisión.

En febrero de 2007 se fijó otra meta ambiciosa, la candidatura demócrata a la Presidencia, que resultó una batalla intensa de 16 meses, en la que movilizó a multitudes, recaudó 265 millones de dólares, una cantidad sin precedentes y venció a la ex primera dama Hillary Rodham Clinton, quien había arrancado como la favorita.

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