AGRADECIMIENTO “Lo importante no es la cantidad sino el agradecer todo lo que ha hecho por nosotros”. MARÍA GUADALUPE RAMÍREZ, AMA DE CASA
Desde hace 19 años, don Armando Canelo le hace su reliquia al patrono de las causas difíciles. Pero este año tiene un motivo más para agradecerle, ya que, asegura, el santo le volvió a salvar la vida.
Con mariachis, danza, pozole y asado, es como desde hace 19 años don Armando celebra el día de San Judas Tadeo y agradeció sus favores concedidos. Pero esta vez, dice, es diferente.
Una vez más, estuvo al borde de la muerte. Fue el 23 de mayo, recuerda, cuando todo sucedió. A bordo de su taxi, acompañado por tres personas y una menor, circulaba por el bulevar Revolución. De pronto la carga de un camión, se desprendió de la unidad y cayó sobre el auto compacto en el que viajaban.
“Yo grité y pensé que todo había terminado en ese momento”, dice aún entre lágrimas don Armando. Una fractura en un dedo de la mano, fue sólo lo que presentó una de sus pasajeras, mientras que él había quedado atrapado entre los fierros retorcidos de su taxi.
Una costilla fracturada y otros golpes más en todo el cuerpo, fueron el resultado de ese accidente que ha marcado la vida de Canelo, como lo llaman en su colonia.
“Otra vez me encomendé a San Judas Tadeo... y pues sigo aquí”, dice emocionado el hombre, quien hace 19 años, sufrió un accidente en Las Vegas, Nevada; un automóvil cayó sobre él mientras trataba de arreglarlo. “Pensamos que ya no lo veríamos más”, comenta Martha Beatriz Quiralte, su mujer.
Debido a que Armando quedó en cama durante dos meses, “nos las vimos difíciles para organizar la celebración de San Juditas”, dice su mujer, sin embargo, el apoyo de sus vecinos, amigos y familiares, permitió que esta fiesta de agradecimiento continuara.
En casa de María Guadalupe Ramírez, de la colonia Nueva Rosita, la fiesta no fue diferente. Su calle y el interior de su domicilio lucieron de verde y amarillo. El grupo de danzantes hacía lo suyo frente al altar, mientras la mujer preparaba su reliquia.
“Tengo 25 años celebrando los favores que he recibido por parte de San Judas”, comenta María Guadalupe, quien al igual que don Armando, esta vez su situación económica no fue la mejor “pero lo importante no es la cantidad sino el agradecer todo lo que ha hecho por nosotros”.
Ambas familias continuarán con esta fiesta, “mientras Dios nos preste vida y salud”, asegura don Armando, quien como Guadalupe, se preparará durante el año para poder seguir con esta tradición.
