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Memín Pinguín, otra vez

EL COMENTARIO DE HOY

Francisco Amparán

Sin duda los lectores recordarán el escándalo que se armó en la Unión Americana hace un par de años con motivo de la emisión de estampillas postales conmemorativas de Memín Pinguín, un ícono de la cultura mexicana. Y es que a algunos líderes afroamericanos como que no les hizo ninguna risa la manera en que se representaba a un niño de raza negra. Según ellos, se exageraban y ridiculizaban los rasgos estereotipados de la gente de esa estirpe, y ello constituía un insulto para ellos.

En aquel entonces la cosa no pasó de anécdota más o menos chusca… aunque no faltó quien diera explicaciones que los enfadados afroamericanos ni siquiera habían pedido: que el negrito era un ícono de la cultura popular mexicana, que representaba la ausencia de racismo (¿?) en nuestra sociedad, y que era un personaje simpático, querido y benévolo. Total, que Memín era un estuche de monerías, y no había por qué enojarse si se le consagraba en timbres postales o como fuera. Y ahí quedó la cosa.

Pero ahora el travieso chiquillo vuelve a causar controversia. Una compradora afroamericana de Houston se quejó públicamente de que en una tienda departamental, parte de la cadena más grande del mundo, se vendían libros de Memín Pinguín en donde aparecía éste en la portada… obviamente, con las características físicas que habían causado la controversia en aquellos entonces. La señora fue secundada, cómo no, por líderes negros que acusaron de racista al bonachón hijo de doña Eufrosina. La cadena comercial decidió retirar los libros de sus estantes, no sin aclarar que era la única queja que había tenido al respecto.

Aparte de exponer los ridículos a que se puede llegar por andar respetando lo llamado “políticamente correcto”, el incidente se presta a un par de comentarios. El primero tiene que ver con el sospechosismo: ¿por qué estalla la polémica en estos momentos preelectorales, y en un estado como Texas? ¿No será un truco para promover la cada vez más notoria división entre las comunidades hispana y negra, en un estado clave para los republicanos, que necesitan algunos de esos votos? Dado que los hispanos se inclinan por los demócratas, etiquetarlos de cualquier forma negativa puede acarrear agua al molino de John McCain, quien perdería casi seguramente la elección en caso de no ganar Texas.

Por otro lado, como dijera el dueño de la casa editorial original de Memín: ¿no es un mensaje positivo que el personaje convive con blancos y mestizos, ricos y pobres, cosa que no ocurre por allá ni en la ficción ni en la realidad? ¿No son actores negros, como Eddie Murphy, quien representa los peores estereotipos de la comunidad de color, más insultantes? ¿No es más racista proyectar a la familia Klump como un conjunto de inadaptados, obesos, y flatulentos holgazanes?

El caso es que el ya muy trotado Memín Pinguín vuelve a ser polémico... lo que no deja de ser irónico, dado que en su longeva vida siempre (¡siempre!) evitó discutir los peores aspectos de la realidad mexicana. Nadie sabe para quién trabaja.

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