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Mentiras e impunidad

Las laguneras opinan...

Lucrecia Martínez

El miércoles en una impactante entrevista con Joaquín López Dóriga, el señor Alejandro Martí nos dio un ejemplo de valentía y compromiso con la memoria de su hijo Fernando, (la creación de una Fundación que lleva su nombre) narró el camino tortuoso por el que pasó toda su familia hasta el desenlace tan terrible e inesperado, que me resulta difícil el solo imaginarlo; y aún así, con una conciencia total de los hechos y asumiendo los riesgos, el señor dice: “Me quedo por que no quiero que haya más Fernandos”. ¡Se requiere valentía!

Desgraciadamente fue necesario el sacrificio de un jovencito para que las autoridades se pusieran las pilas respecto de la seguridad que otorgan a sus ciudadanos, porque hasta ahora hechos terribles como el ocurrido en la disco New’s Divine en la que hubo muertos y a las jovencitas las desvistieron y se les llamó a los padres de familia para extorsionarlos, habían quedado en una o dos renuncias, y al fin, en el anecdotario de los miles y miles de delitos que quedan impunes. Desde luego a estos funerales no asistió el señor Felipe Calderón y Cía., no eran de gente importante y no le podían redituar políticamente, pero al fin como dicen “Dios escribe derecho por caminos chuecos” y por la presión que se generó, decidieron ponerse manos a la obra.

Aquí es donde queda más evidenciado la terrible incompetencia de nuestras autoridades; en el DF Marcelo Ebrard decidió cambiarle de nombre a la Policía, ya con eso piensa que por obra de su varita mágica se reconvirtieron todos sus elementos en hombres decentes y heroicos; y el Señor de Los Pinos organizó treinta y dos Policías Antisecuestro que también se sacó de la manga y de un día para el otro, todo quedó arreglado. Y después la última ocurrencia es que mejor van a sacar del cajón las recomendaciones de Gulliani, el exalcalde de Nueva York de la “Tolerancia cero”. Lo malo es que estos ignorantes no saben que para que esto suceda tendrían que cambiar la Constitución.

No hay ningún planteamiento de fondo, ni a corto ni a largo plazo, ¿qué no saben en qué país están? Pues no, creo que no saben, tampoco saben historia y tampoco han aprendido nada. Tendrían que comenzar por el principio, aplicar la ley, que no quiere decir que sea justa, pero es la ley, castigar severamente a los cuerpos policiacos y judiciales, que hayan participado, de cualquier forma, a los secuestradores, ladrones de todos los tipos, colores y sabores, violadores, asesinos, pederastas, políticos cínicos y sinvergüenzas, etc.

Lo que nos queda claro a los ciudadanos es que, esto es el resultado de que en los últimos veinte años o más la mentira se ha impuesto de lleno en nuestra Historia, se nos ha mentido todo el tiempo y a todas horas, nos han mentido los medios de comunicación, todos, nos han mentido los gobernantes, nos ha mentido la Iglesia, se ha mentido en las escuelas, en las universidades, mienten los partidos políticos, los empresarios, la sociedad, la cultura, el deporte, se ha mentido con la palabra hablada y con la escrita, estamos infectados por la montaña de mentiras, estamos hartos de la mentiras, de la impunidad y de la violencia, hartos de los “pinochos”, sean Gobierno o “sociedad civil”.

Como apunta el gran escritor ruso Gorki “quizá haya llegado el momento en que se pueda cometer cualquier tipo de maldad y crueldad para que la gente se harte y le dé la espalda aterrorizada y asqueada”.

El resultado a esta gran desgracia, al fin es la apatía, porque sentimos que no tenemos alternativa, que no hay nada que podamos hacer mas que darle la espalda al Gobierno y a las supuestas organizaciones civiles, “no partidistas”, no avalarlas. Porque también la apatía es una respuesta, ignorarlos, no asistir a sus actos, restringir y acotar la convivencia, el rechazo social; sería una buena medida. Que ya no usen a la ciudadanía con sus mentirotas y simulaciones, para sus intereses personales y de partidos.

Se ha hablado insistentemente de aplicar la pena de muerte a los secuestradores, pero con la justicia vergonzante que tenemos, van a pagar justos por pecadores, porque yo le aseguro a usted que con la mitad de las torturas que aplican, estaríamos dispuestos a firmar cualquier confesión; en casos así, la ley prevé penas de setenta años, ¿será que se pueda vivir más que eso en una cárcel? No sería mejor no pagar ni impuestos, ni servicios, ni Seguro Social, no comprar nada, no salir de nuestras casas, parar el país una semana al menos, es más, un día, se pondrían a temblar, si pudiesen ver la fuerza de una sociedad ofendida y ninguneada.

El problema real es la impunidad y la enorme corrupción, porque hay complicidades y muchas veces son los mismos criminales y representantes de la justicia en todas sus modalidades, jueces, secretarios de Estado, diputados y senadores y hasta empresarios que los protegen y que no nos digan que van a investigar, saben perfectamente quiénes son y en dónde están, con qué instituciones bancarias trabajan, quiénes son sus jefes, cómo “blanquean” el dinero y cómo lo gastan.

Que no pueden, que no saben qué operativos, qué comisiones, qué ciudadanos vigilantes: mentiras y más mentiras.

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