Rafael Araneda se ha ganado el cariño del público mexicano. (Cortesía TV Azteca)
Rafael Araneda se ha ganado al público de este país como conductor de la sexta generación de La Academia.
En México conduce La Academia y en Chile Estrellas en el Hielo. Semana a semana tiene que viajar entre un país y otro, sin embargo, disfruta tanto lo que hace que dice que mentiría si comentara que en algún momento se ha sentido cansado.
Y precisamente mientras Rafael Araneda se dirigía al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México con la idea de tomar un vuelo a su país natal, se dio su tiempo para charlar con El Siglo de Torreón, de esta vida loca que está llevando en las últimas semanas.
A Rafael ya le habían dicho que el pueblo mexicano es muy hospitalario y ya lo comprobó, pues según comentó en tierra azteca se ha sentido como en su casa.
“Siento como que aquí ha sido mi casa toda la vida, considero que soy parte del proyecto de La Academia desde el primer minuto y eso me tiene muy contento. Me he sentido muy respaldado por todo el equipo de producción y dirección”.
Con su tono de voz chileno dijo que ser el titular de la sexta y última generación de La Academia es un reto que aceptó con gusto para poder probarse en otros mercados.
“Llevo 11 años en la televisión de mi país y me ha ido muy bien gracias al cariño del público; para mí era un reto probarme en un mercado tan competitivo y tan amplio como lo es el de la televisión mexicana. Creo que la vida está llena de desafíos y uno tiene que aceptarlos cuando llegan y pues... aquí estamos”.
Confesó que aunque suene medio pesado, el hecho de viajar tan seguido para cumplir con sus compromisos, es algo que no lo fatiga. “Para mí no ha sido pesado físicamente como la gente pudiera verlo, la verdad la he pasado tan bien y además estoy tan contento que ni cansancio siento, si dijera lo contrario estaría mintiendo o exagerando”.
Cada domingo de concierto en La Academia hay pleitos entre los maestros y los críticos, y aunque pareciera que el público se está centrando más en ellos que en los alumnos, Rafael señaló que no es así. “No creo que los pleitos estén figurando más que los alumnos. Los conflictos son naturales y se están dando por la diferencia de opiniones y creo que es bueno que se manifiesten; en generaciones anteriores vi situaciones más intensas”.
Un periódico de circulación nacional publicó que ganaba un millón de pesos por cada emisión de este reality, posteriormente lo desmintió, lo cual se le hizo muy digno al chileno. “El mismo diario que lo dijo lo desmintió, eso me pareció muy digno porque ante todo hay que decir la verdad. Esa cantidad es extremadamente exagerada, muy lejana de la realidad”.
El presentador sostuvo que lleva una muy buena relación con Mario Kreutzberger “Don Francisco” a quien admira bastante pues lo considera un maestro de la comunicación.
“Todos los que estamos en la comunicación debemos aprender mucho de Mario, él me ha abierto las puertas de su casa y se lo agradezco, creo que ha sido muy generoso conmigo y trato de responder con lo que él me solicite, lo respeto mucho”. Agregó que cualquier comunicador de Chile tiene la escuela del titular de Sábado Gigante.
Después de que termine su trabajo en la escuela musical de alto rendimiento, Rafael Araneda reveló que aún no sabe qué hará. “No tengo la facultad para hablar sobre este tema, tengo una relación maravillosa con la empresa, se ha comentado sobre algunos planes pero ha sido de manera informal, no hay nada en concreto”.
Se impone el talento
En cuanto a la última generación de chicos que luchan por convertirse en cantantes, Araneda opinó que poco a poco están dejando salir sus respectivos talentos dejando a un lado los nervios y la inexperiencia.
“He visto que los chicos van creciendo semana a semana, creo que se hizo un muy buen casting en el cual hubo mucha diversidad, son varias formas de vida. Son jóvenes que muestran aplomo y dominio del escenario y cada vez van dejando a un lado su tensión de juventud y su inexperiencia cambiando esto por un buen manejo de tablas y mejores interpretaciones”.
De los cinco chavos que han tenido que dejar La Academia, sólo lamentó la pérdida del guatemalteco Gerardo. “A la fecha los críticos y el público han sido bastante justos, lo que sí es que siento que perdimos a una tremenda voz como la de Gerardo; es un chico con talento, considero que pudo haber dado más en esta generación”.
