Lucía Gajá acaba de presentar Mi Vida Dentro en Morelia. (Fotografía de El Universal)
Aunque usted no lo crea, en México existen más de 40 festivales de cine que se realizan a lo largo del año. Esto significa que más de tres eventos de ese tipo, donde se proyectan cortos, largos y documentales ajenos a la industria hollywoodense, se ejecutan al mes.
Tan sólo el pasado miércoles se dio a conocer la primera edición del Festival Internacional de Cine de la Frontera, que se desarrollará en Ciudad Juárez en abril próximo.
¿Son muchos festivales?, ¿hay material suficiente para surtirlos?, ¿pierde interés el público?, ¿es fácil decidir para los productores a cuáles acudir o no?
“Entre mayor cantidad de festivales... ¡mejor!”, dice Daniela Michel, directora del certamen de Morelia, que acaba de cumplir cinco años.
“Creo que hay una gran necesidad, una demanda importante, de un cine de otro nivel distinto al de Hollywood”, añade.
El principal festival del país es Guadalajara, cuya edición 23 inicia mañana viernes. Hasta hace unos años era la única plataforma para el cine mexicano.
Ahora se ha nutrido con un mercado en el que estarán 500 proyectos de distintos países.
En la sección Largo Ficción Mexicano hay 12 títulos, en cortos más de 20 y en documental 13.
“Uno elige participar en ciertos festivales no por estar, sino por lo estructurado y sólido que está”, comenta Ángeles Castro, directora del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), escuela que lleva dos cintas de largometraje a Guadalajara.
Que su trabajo fílmico sea invitado a varios festivales, es el sueño de todo cineasta.
Lucía Gajá, quien acaba de presentar Mi Vida Dentro en Morelia y en Ambulante, piensa que además es una buena opción para conocer gente.
“Aunque lo mejor es siempre ver cine que, de otra manera, no llegaría a nosotros.”
Castro, del CCC, pone la alerta sobre la existencia de varios eventos fílmicos. Sobre todo para los alumnos que logran ser convocados a alguno de ellos y llegan a ganar premios.
“Es algo muy delicado, están pensando más en el festival que en la consolidación de su formación.
“Es muy fácil irse con la finta, decir: ‘Ya me seleccionaron, ya soy (alguien)’ y eso no es cierto”, dice.
Arranca festival tapatío
Con la proyección de los filmes El Baño del Papa, tragicomedia de César Charlone y Enrique Fernández (Uruguay-Brasil, 2007) y “Aurora boreal”, de Sergio Tovar Velarde (México, 2007), se inició ayer la sección de Prensa e Industria, Largometrajes Iberoamericanos en Competencia de la 23 edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara.
Entre las actividades programadas para hoy, a partir de las 09:00 horas, destaca la participación del argentino Gustavo Santaolalla, compositor y productor discográfico, quien ofrecerá una conferencia de prensa en la que hablará sobre la distinción de que será objeto y de sus planes cinematográficos.
La misma jornada incluyen las proyecciones de Lejos de Ella, de Sarah Polley (Canadá, 2007), película nominada por su guión en la reciente entrega del Oscar.
De igual forma, ha provocado expectación el filme Lake Tahoe, del realizador Fernando Eimbcke (México, 2007), el cual obtuvo el premio de la Fipresci, que otorga la crítica internacional, a la Mejor Película de la pasada Berlinale. Asimismo, se proyectará El Viaje de Teo, de Walter Dohener Pecanins, un estreno mundial en Guadalajara.
El Baño del Papa, precedida de buena crítica, sobre todo, en el Festival de Cine de San Sebastián, se centra en ciertos acontecimientos ocurridos en Melo, una provincia de Uruguay, cerca de la frontera brasileña, donde se espera con ansia la llegada de su Santidad Juan Pablo II. Sus realizadores, el uruguayo César Charlone fue el encargado de la fotografía de “Ciudad de Dios”, de Fernando Mirelles, por la que recibió una nominación al Oscar, y su compatriota, Enrique Fernández, es un destacado guionista de documentales y cortometrajes.
