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México ya resiente México los efectos de la recesión

Jesús Cantú

Todos los informes coinciden: la recesión ya no es una amenaza, ya es una realidad en México, sus efectos ya se empezaron a resentir, pero sus principales estragos llegarán el próximo año. El jueves y el viernes se conocieron dos manifestaciones tangibles y concretas (más allá de la caída de la Bolsa Mexicana de Valores, la devaluación del peso frente al dólar y los cierres o recortes de algunas empresas): el sector industrial ya acumuló dos trimestres de decrecimiento y una caída de 8.3% en los primeros diez meses de 2008; y el incremento en la tasa de desempleo, que en octubre llegó a 4.47%, el mayor nivel en los últimos ocho años.

Y en las perspectivas a futuro, el Banco de México dio a conocer que en la última encuesta mensual, los analistas económicos del sector privado prevén para 2009 una caída del Producto Interno Bruto del 0.11%; y, a su vez, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, pronosticó que el próximo año 380 mil mexicanas y mexicanos perderán su empleo en la economía formal y el desempleo en el medio urbano mexicano subirá del 4.9 al 5.7 por ciento de la Población Económicamente Activa.

El mismo viernes, en Televisa Radio, el ex presidente chileno, Ricardo Lagos, insistía en la incapacidad de los operadores y del sistema mismo para detectar, procesar y actuar oportunamente ante las alertas que con mucha anticipación emitieron diversos actores sobre los riesgos de una crisis de estas dimensiones.

Precisó: “Tenemos una falla completa del sistema. Lo impresionante es que a medida que se iba produciendo la crisis, muchos iban manteniendo la convicción que se salía fácil. Cuántas veces después de que ya estalló la burbuja de las hipotecas basura, se dijo sí, pero ya con esto que se ha hecho es suficiente.” Narró cómo de las hipotecas basura, se pasó a los fondos negociables y de éstos a los derivados.

Y continuó: “Ahora, cuando uno recuerda, por ejemplo, que Warren Buffet, uno de los hombres más ricos del mundo, en 2003, hace cinco años, dijo que todo este sistema de derivados eran las armas de destrucción masiva del sistema financiero; que el Banco Internacional de Pagos, en Suiza, dijo en su informe de 2007: estamos en una liquidez tan grande y con controles tan laxos que aquí podemos caer en la más grande de las depresiones; junio de 2007. Es decir, hubo elementos que permitían avizorar lo que venía… y falló todo porque había una creencia que el mercado por sí solo iba a dar cuenta de estos problemas y el mercado no fue capaz y entonces se terminó volviendo a lo único que quedaba en pie: que era el Estado. Es un poco paradójico: un ideologismo neoliberal tan fuerte que hizo que muchas prácticas sanas quedaran de lado, ha terminado en el fondo llevando a la mayor intervención estatal, tanto en el sistema americano, como en muchas partes del sistema europeo y asiático.”

Al escuchar a Lagos, inevitablemente viene a la mente las reacciones de las autoridades mexicanas al inicio de 2008, cuando las manifestaciones de la crisis norteamericana ya eran insoslayables. El 16 de enero el mismo presidente Felipe Calderón, señalaba a los banqueros del Grupo Santander: “Yo les diría que eso (acelerar la economía) ni está en la mente del Gobierno, ni tampoco lo creo necesario, pero no es lo mismo tomar las medidas heterodoxas que no tomar ningún tipo de medidas ante esta coyuntura”.

Y una semana después, Agustín Carstens, Secretario de Hacienda y Crédito Público, dijo en Davos, Suiza, que “los ingresos por las exportaciones de petróleo serán un alivio ante la crisis, ya que las finanzas mexicanas tendrán un impulso adicional por haber presupuestado el barril a 49.80 dólares por barril de crudo, cuando en realidad está a 80 dólares”.

Después tuvieron que enmendar el rumbo: Calderón anunció, en el último trimestre del año, un programa anticíclico; y Carstens compró en los mercados financieros internacionales coberturas para garantizar la venta del barril del petróleo mexicano en los 70 dólares –en los que está presupuestado para 2009— a pesar de que hoy está por debajo de los 40 dólares.

A pesar de ello, parece que al lección no está plenamente asimilada, pues el mismo viernes el secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, adelantó que en las primeras semanas del próximo año se darán a conocer programas dirigidos a proteger el empleo; pero insistió, de acuerdo a información de la agencia estatal de noticias Notimex y divulgada en el portal de El Universal, que la Inversión Extranjera Directa (IED) se ubicará entre los 17 y los 18 mil millones de dólares y que no se prevé una pérdida masiva de empleos, “como ocurrió en 1995, cuando se perdieron 750 mil trabajos”.

Hoy no hay alternativas: la recesión ya llegó y es muy grave; frente a esta realidad, lo único que queda, tal como señala Lagos y sucede en todos los países industrializados –con Estados Unidos a la cabeza—, es la acción decidida del Estado; por ello hay que aceptarla, dejar de lado los eufemismos e implementar acciones extraordinarias y heterodoxas que permitan mitigar sus efectos, pues la solución de la misma –tal como también señalaron González y Lagos— es global y “no hay Gobierno por poderoso que sea, país por poderoso que sea que lo pueda resolver solo”, porque los poderes políticos son locales y los problemas son globales.

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