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Miércoles de mota

Crónicas de reportero

Carlos Loret de Mola A.

Un campesino del narco dijo alguna vez a este reportero: “tú que conoces a los trajeados del DF, diles que ni se les vaya a ocurrir legalizar la droga porque nosotros sí nos levantamos en armas, y no como los de Chiapas que traían fusiles de palo”.

Era 1998 y andaba este servidor en Badiraguato, Sinaloa, recogiendo datos para una investigación universitaria que terminó en libro: ¿cuánto pesa el narcotráfico en la economía mexicana?

Después de detectar lo que cuesta sembrar una hectárea de marihuana, pagar el agua y los fertilizantes, la vigilancia y los sobornos, las armas, el transporte hasta la frontera, cruzarla, distribuirla en Estados Unidos, se llegó a la conclusión de que si de un plumazo desapareciera el narcotráfico en México se generaría la peor crisis económica de la historia.

Esta industria ilegal contribuye con aproximadamente un 11 por ciento del Producto Interno Bruto y emplea a medio millón de mexicanos.

Campesinos que optan por cuidar la marihuana de su patrón a cambio de 150 pesitos diarios porque su alternativa es ganar 30 pesos cultivando jitomate en Sinaloa, y con eso no les alcanza para comprarle medicinas a los hijos cuando se enferman. Medio millón de mexicanos narcos, pero no en el estereotipo de cadenas de oro y coches blindados. Donde no llega el Estado, abraza el capo.

Por eso nadie quiere –realmente– que desaparezca el narcotráfico. Lo que busca toda estrategia gubernamental es mitigar su costo político: que los delincuentes no se maten frente a la gente, que no pongan en riesgo la seguridad de la población que no está metida y que no inunden de droga las escuelas.

Esos son los tres factores que preocupan a la ciudadanía sobre el narco, mucho más que si se andan matando entre ellos en la sierra y mandan sus sustancias para que los “gringos locos” se las fumen.

La semana pasada, seguramente buscando relevancia mediática para conseguir alguna candidatura en la elección de 2009, el diputado perredista Víctor Hugo Círigo lanzó la propuesta de despenalizar la producción, distribución y consumo de marihuana en el país.

Dos de los más respetados analistas del narcotráfico en México, Jorge Chabat y Luis Astorga, coinciden en que una decisión internacional de legalizar la droga realmente acabaría con el narcotráfico y sus implicaciones violentas.

Yo no quisiera ver a mis hijos adquiriendo cualquier estupefaciente (en nuestro país el que vende mota, vende coca, vende pastillas) con la facilidad con la que hoy un menor de edad puede hacerse de una botella de tequila, pero me parece que a estas alturas de la penetración del crimen organizado, no entrarle con seriedad a la discusión pública sobre la despenalización como ruta para frenar el narco termina complaciendo a los cárteles.

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