Los Smashing Pumpkins se reencontraron con el público mexicano. (Fotografías de El Universal)
The Smashing Pumpkins y My Chemical Romance cerraron con broche de oro el evento musical.
“I’m a ghost (soy un fantasma). No soy real, no estoy aquí. ¡Hey! ¿Cómo están?”, preguntó Billy Corgan, vocalista de Smashing Pumpkins. La ovación de las más de 44 mil personas ahí reunidas hizo que la piel se erizara, pues había pasado una década desde la primera vez que ese grupo pisó escenarios mexicanos, un 11 de agosto de 1998, en el Palacio de los Deportes.
El reencuentro fue intenso: Ahí estaba el eco de toda una generación que emocionada coreó a todo pulmón 1979, una de las canciones más representativas de la década de los 90, y a la que Corgan realizó una versión acústica, tan sólo acompañado de su guitarra, el sábado pasado, en el Zero Fest ante 30 mil asistentes.
La atmósfera que se creó en el escenario negro (ubicado en la curva cuatro del Autódromo Hermanos Rodríguez) fue melancólica, tal como lo describe el título de uno de los álbumes más representativos de los Pumpkins, Mellon collie and the infinite sadness (1995).
“¿Sabes cuántas tardes pasé escuchando esa canción cuando iba en la secundaria?”, dijo Jorge a su amiga, a quien abrazó fuertísimo apenas escuchó los primeros acordes. A su lado, un chico de pelo rizado y atuendo oscuro cantó todo el tema con los ojos cerrados. Discreto, derramó algunas lágrimas.
Desde que Billy Corgan apareció sobre el entarimado, acompañado del baterista Jimmy Chamberlin (junto con el cantante únicos sobrevivientes de la alineación original del grupo), e interpretaron “Today”, el público supo que el concierto estaría cargado de nostalgia.
Así llegaron verdaderos clásicos de la agrupación, algunos incluso con versiones mucho más eléctricas a las originales.
Minutos antes, en el escenario rojo, The Mars Volta realizó una actuación inolvidable para sus fans: Cedric Bixler-Zavala, vocalista de la banda, entró en una especie de trance y roció un extintor sobre una parte del escenario, sin mencionar que escupió a una cámara y rompió de manera arrebatada una de las mantas que cubría el entarimado.
Curiosamente, parecía que Cedric había evocado a aquellos espíritus que se presentaron cuando la banda liderada por éste y el guitarrista Omar Rodríguez grababan su disco más reciente, The Bedlam in Goliath.
En una verdadera cátedra de virtuosismo musical, The Mars Volta interpretó sus temas.
Exhorta My Chemical
Romance a la tolerancia
“He visto en las noticias que ha habido ataques contra chicos que portan camisetas negras llamados emos. No permitiré que haya violencia en este lugar. Este es un pinch…concierto de rock”, dijo Gerard Way, vocalista del grupo My Chemical Romance, antes de interpretar Death.
Los aplausos de cientos de adolescentes y jóvenes, reunidos en el escenario negro, no se hicieron esperar al escuchar las palabras del músico, quizás una de las figuras más respetadas por quienes se dicen llamar emos.
Y es que si bien, sí hubo algunos insultos por parte de un pequeño sector hacia esta tribu urbana, en el Zero Fest reinó un ambiente de tolerancia que permitió no sólo que My Chemical Romance tuviera una de las actuaciones más concurridas de la jornada musical, también que el grupo electro-pop Belanova fuera bien recibido en el escenario rojo.
Welcome to the Black Parade, Teenagers y House of Wolves fueron algunas de las canciones con las que My Chemical Romance deleitó a sus adeptos.
Ignoran la lluvia por el show
Con unas cervezas de más y olvidándose del frío que dejó la lluvia tempranera, los más de 50 mil asistentes, del Zero Fest, se dedicaron a bailar y correr por todo el lugar para no perderse ni un sólo momento de sus bandas favoritas. Luego de casi cinco horas, después de haber comenzado el festival realizado en el Autódromo Hermanos Rodríguez, la gente se alejó por unos momentos de los escenarios negro y rojo, en los que se presentaban Bright Eyes y Austin TV, respectivamente, para ir a buscar comida y bebida y así, recargar energías para ver las presentaciones de las agrupaciones que seguían.
Mientras tanto, muchos otros se quedaron cerca de los foros para no perder su lugar privilegiado de hasta delante o simplemente para seguir de cerca lo que ocurría en ambos escenarios.
Aún con el pasto mojado, la gente comenzó a acostarse para descansar de tanto brincoteo y movimiento de cabeza al ritmo de Kinky, quienes hicieron bailar a todos los que se acercaron a verlos.
Los más tranquilos, prefirieron la voz de Dennise, vocalista de Belanova, quien, aunque recibió uno que otro proyectil hechos con vasos de cerveza vacíos, atrajo la atención de un público conformado por niños, los cuales resaltaban de entre la multitud gracias a los hombros de sus padres.
La gente siguió entrando al lugar a todas horas, ya que muchos sólo asistieron a ver a un grupo en específico.
Al parecer, la música atraía la lluvia, ya que, mientras no había alguien en el escenario negro, paraba de llover, pero en cuanto salía alguien, las gotas regresaban y se volvían constantes. Incluso, al finalizar la presentación de My Chemical Romance, que era en el foro principal, la mayoría de la gente ya escurría, un poco de sudor y otro poco por la lluvia.
El espectáculo de rayos que estaba preparado también tuvo que esperar a que cesara el agua para poder ser encendido y sólo comenzó a funcionar una vez que paró por completo de la precipitación.
La convocatoria de los Smashing Pumpkins atiborró la zona del escenario negro, en donde, aunque cansados, todos disfrutaron de la voz de Billy Corgan, pero muchos prefirieron hacerlo sin moverse mucho o, de plano, sentados en el suelo. Ya para el final, los asistentes terminaron exhaustos y con pocas ganas de caminar hasta sus vehículos o hasta la avenida, sin embargo, quedaron contentos con el día lleno de música.