Me gustaría haber conocido a San Carlos Borromeo.
Cierto día jugaba una partida de ajedrez con un joven sacerdote. En la misma sala algunos dignatarios discutían esta ardua cuestión: ¿qué harían si recibieran la noticia de que en el plazo de una hora se acabaría el mundo?
Uno de ellos se dirigió al cardenal Borromeo, que entre jugada y jugada escuchaba distraído aquel debate.
-Vos, Vuestra Eminencia, ¿qué haríais en ese caso?
Sin vacilar le respondió San Carlos:
-Terminaría de jugar esta partida de ajedrez.
Me habría gustado conocer a San Carlos Borromeo. Sabía él que lo que más importa es el instante.
¡Hasta mañana!...