Hay en el cementerio de Ábrego una tumba. En medio de la alta noche se oye una voz que de ahí sale:
"... Aquí vivo, en medio de muchos muertos que no se hallan aquí. No tengo nombre: fui una mujer común, y nada más. Pero ¿se puede ser más que una mujer común? Di la vida a aquellos a quienes di la vida. De mi vientre nacieron a ella; después la tomaron de mis pechos; luego la recibieron de mis manos. No hice, entonces, más que darles amor a los míos, y enseñarles a darlo a los demás. Y ellos me recuerdan, y en su boca y su corazón sí tengo nombre. Por eso, por su recuerdo, vivo aquí en medio de tantos muertos que no están aquí...".
Hay una tumba en el cementerio de Ábrego. Ningún nombre hay en ella. La anónima mujer que está en la tumba no necesita nombre.
¡Hasta mañana!...