¿De dónde viene esta agua que apareció de pronto en el arroyo seco? Ni los más viejos tienen memoria de haberla visto alguna vez. Salió nadie supo cuándo, y empezó a correr sin hacer ruido, igual que se hace el bien.
No es mucha el agua; es sólo un delgado hilo que apenas alcanza a reflejar la luz. Pero beben en ella los animales cuando pasan al agostadero, y me dicen que por la madrugada se ve un venado que llega también a beber ahí.
El agua, como la vida, es un misterio. Esta linfa que llegó de pronto se irá también de pronto, como se va la vida. Yo la miro ahora, pues sé que quizá mañana ya no la miraré. Alzo en el hueco de mi mano un poco del prodigio y lo bebo con lentitud, como cuando se bebe el mejor vino. Mejor que el mejor vino es esta agua. Es un regalo de vida. En el rancho todos se preguntan de dónde viene esta agüita. Yo no me lo pregunto. Llegó como un milagro, y acerca de los milagros no se debe preguntar.
¡Hasta mañana!...