Febrero no desmiente su fama de locura, y nos regala días de tibio sol, otros de frío, y algunos más de viento desbocado.
A mí me gusta este mes. Sus veleidades dan interés al calendario. Febrero hace quedar mal a todas las meteorologías, y contradice los pronósticos del tiempo. Soy poco amigo de las exactitudes; quizá por eso amo los caprichos de febrero.
Se irá este mes; llegará marzo, que tiene también fama de loco, y luego vendrán otros meses más circunspectos y formales. Yo extrañaré a febrero, tornadizo como una veleta, y sentiré nostalgia de sus vientos, esos vientos que son como la vida, que de todas partes viene y a todas partes va.
¡Hasta mañana!...