Hu-Ssong, filósofo oriental, caminaba por una calle de su pueblo, y lo detuvo un hombre.
-Maestro -le dijo el individuo-. Eres tan grande que a tu lado me siento muy pequeño.
-Amigo mío -respondió Hu-Ssong con sencillez-: sé que quieres agradarme, por eso estimo en mucho tus palabras. Debo decirte, sin embargo, que un hombre grande no es aquél que hace sentir pequeños a los otros. Un gran hombre es el que hace que los demás se sientan grandes hombres cuando están con él.
El otro entendió la enseñanza de Hu-Ssong, y se sintió orgulloso de que el filósofo hubiera compartido con él su sabiduría. Se sintió grande, entonces, y así supo que ciertamente Hu-Ssong era un gran hombre.
¡Hasta mañana!...