Sobre el poste más alto de la cerca está una ardilla. Su figura parece la ilustración de un cuento; una imagen creada por Walt Disney. No se mueve la ardilla. No mira al caminante que se acerca. La cabecita en alto, ve hacia el cielo.
Mira también el caminante y ve a un gavilán que traza sus pacientes círculos de cazador tenaz en torno del paisaje. Eso es lo que veía la ardilla. No contemplaba el paso de las nubes, ni la azul bóveda del cielo. Miraba la presencia de la muerte.
El caminante sigue su camino. Se ciernen sobre él las alas de Dios. De él llegará la muerte, lo mismo que una vez llegó la vida. Esta y aquella -vida y muerte- son una misma cosa. La ardilla y el gavilán lo saben. También lo sabríamos los hombres si fuéramos un poco menos como nosotros y un poco más como ellos.
¡Hasta mañana!..