Don Alfonso Junco solía recordar la narración de Esopo según la cual un hombre de cabello entrecano tenía una esposa más vieja que él, y una amante demasiado joven. La esposa le arrancaba los cabellos negros a fin de que el hombre se viera tan canoso como ella, y la amante le arrancaba las canas para que no se viera tan viejo. Entre las dos, concluía Esopo, dejaron calvo al hombre.
Esa narración la usaba don Alfonso para decir que los mexicanos nos hemos quedado sin héroes, pues los liberales deturpan a los héroes de los conservadores, y éstos vituperan a los de aquéllos. La historia de nuestro país se ha convertido de ese modo en una larga lista de villanos.
Tenía razón el gran nuevoleonés. Si la Historia, como decían los antiguos, es la maestra de la vida, de ella deberíamos aprender lecciones de tolerancia y de conciliación.
¡Hasta mañana!...