Pedro Delgado era un tipo feo, de baja estatura, tuerto y estevado. Sin embargo fue él quien hizo triunfar sobre la escena el Tenorio de Zorrilla.
Un fracaso al principio esa obra, Delgado la presentó cinco años después y convirtió al rimbombante drama en lo que ahora es: una tradición en los países de tradición hispana. Y es que Diosito le había impartido a ese hombre el santo sacramento de la palabra y en su voz los ripios del Tenorio se volvieron una armoniosa melodía.
Aristócrata, heredero de fortuna cuantiosísima, Pedro Delgado plantaba viñas para beber su vino y se arruinaba distribuyendo el oro entre las dos grandes pasiones de su vida, a cual más alta: el teatro y las mujeres. Murió pobre -digna manera de morir- en un hospital de caridad.
Murió Pedro Delgado después de haber vivido. Hay muchos que mueren después de haber estado muertos.
¡Hasta mañana!...