Hay quienes piensan que el Correo ya no existe. Son tantas las empresas de mensajería que hay en México, tan usuales se han vuelto sus servicios, que muchos creen que ya ni siquiera hay oficinas de Correos.
Gran equivocación. Un amable lector de Salamanca, España, me envió una carta. En el sobre puso así: "Catón. Domicilio conocidísimo. México".
Y el Correo me hizo llegar la carta. Me la entregó el cartero en propia mano, en mi casa de Saltillo.
Claro que el Correo existe. Tan existe que es capaz de encontrar el domicilio "conocidísimo" de alguien casi desconocido.
¡Hasta mañana!...