Me habría gustado conocer a sir Malcolm Brinsley.
Pasó 30 años de su vida tratando de crear una rosa más bella que todas las rosas existentes. Iba a llamarla con el nombre de su esposa: Geneviéve. Ella murió, víctima de tuberculosis. Un año después de perder a la mujer amada sir Malcolm logró el milagro de su rosa nueva. En Inglaterra nadie había visto una flor tan hermosa como aquella. La Reina Victoria mostró deseos de conocerla.
Pero sir Malcolm separó la flor del tallo, la puso en un búcaro de cristal y la llevó a la tumba de su esposa.
-Para ella la soñé -explicó-, y a ella se la traigo. Si la Reina la quiere ver, que venga aquí.
Y fue Victoria, y contempló la rosa, y dijo estas palabras:
-Es una hermosa flor. Pero es más hermoso aún el amor que la inspiró.
Me habría gustado conocer a sir Malcolm Brinsley. Sabía que en una flor que dura días puede caber la eternidad.
¡Hasta mañana!...