Un lobo gritaba siempre:
-¡Que viene el pastor!
Al oír eso los demás lobos se asustaban y huían para ponerse en salvo. El lobo mentiroso reía a carcajadas, y los otros se enojaban.
Tantas veces se repitió la burla del lobo engañador que los otros lobos dejaron de creerle.
Un día el pastor llegó, efectivamente. Gritó el lobo:
-¡Que viene el pastor!
Los demás lobos no le hicieron caso. Llegó entonces el pastor. Entonces los lobos se echaron sobre él y lo devoraron.
De esta fábula yo saco una moraleja: la verdad siempre tiene consecuencias más graves que la mentira.
¡Hasta mañana!...