Por todas partes busco adivinanzas para decirlas a mis nietos. Algunas me deslumbran, pues más que acertijos son pequeñas joyas de poesía, luminosos chispazos filosóficos, o rutilantes muestras de imaginación.
Hallé, por ejemplo, ésta:
“¿Qué es lo que se rompe cuando su nombre es pronunciado?
El silencio”.
¡Qué maravilla! Hacer un juego de palabras sobre el silencio, que es principalmente ausencia de palabras, me parece un prodigio digno de romper el silencio.
Sólo un poeta, un filósofo o alguien con imaginación esplendorosa es capaz de inventar algo así.
Es decir, sólo un niño.
¡Hasta mañana!...