Me habría gustado conocer a ese peluquero del cual oí hablar. Cortés, atento, le preguntaba al cliente antes de empezar a cortarle el pelo:
-¿Quiere usted el trabajo con plática, o callado?
Si el cliente respondía: "Con plática, maestro", el peluquero volvía a preguntar:
-¿Dándole la razón o discutiéndole?
La cortesía en el trato es un bien que se ha perdido. Los griegos narraban una fábula según la cual los erizos tuvieron frío, y se acercaron unos a otros para calentarse. Tanto se acercaron que se hirieron recíprocamente con sus púas. Volvieron a separarse, pues, y tanto se alejaron que otra vez sintieron frío. Buscaron entonces una distancia media: ni tan cerca que los hiciera lastimarse, ni tan lejos que los privara del calor de sus semejantes. Así pudieron vivir bien.
Me habría gustado conocer al peluquero aquel. Conocía, como los griegos, la sabiduría que hay en el justo medio.
¡Hasta mañana!...