Esta flor que parece estrella tiene la misma blancura de aquella estrella que parece flor.
Se llama "galán de noche", quizá porque en las horas nocturnas es más flor. Crece en el jardín de mi casa, igual que creció en la huerta que mi señor abuelo, don Mariano, cultivaba cerca de San Juan Nepomuceno, el templo de los ignacianos. Su perfume tiene el aroma vago de los recuerdos olvidados, o del olvido que de pronto se recuerda.
Paso junto a esta flor, y ella me dice cosas que no entiendo. ¿Cómo puede entender un hombre a una flor? Es de ayer esta flor, y es de ahora mismo. Todo es de ahora mismo y es de ayer. En esta flor pequeña está la vida de mi abuelo, y está también mi vida. Lástima que tenga nombre ya: "galán de noche". Si no, esta flor se llamaría eternidad.
¡Hasta mañana!...