La señora de don Abundio, doña Rosa, habla muy poco, pero cuando habla dice cosas que son para anotarse.
El otro día oí que hablaba con uno de sus nietos, muchacho en trance de conseguir mujer. Le dijo:
-La esposa no se debe buscar con los ojos, sino con las orejas.
El muchacho no entendió. Yo tampoco.
-Por el modo de hablar se conoce a una persona -explicó ella-. No te importe si la muchacha es muy bonita. Fíjate si tiene educación. Lo bonito se acaba; la buena crianza no.
“La esposa no se debe buscar con los ojos, sino con las orejas”... He apuntado la frase para no olvidarla. Si Dios me presta vida -así se dice todavía en el Potrero- les daré ese consejo a mis nietos cuando llegue el tiempo.
¡Hasta mañana!...