Asistí en cierta ocasión a la misa en que un sacerdote amigo nuestro celebró los 25 años de su ordenación. Al hablar ante sus feligreses dijo:
-En mi generación nos ordenamos quince. De ellos, cinco pasaron a mejor vida.
Se hizo un hondo silencio entre los asistentes. Y concluyó la frase el sacerdote:
-Tres se casaron y a dos los hicieron obispos.
Hoy iré a otra misa de aniversario. El padre Luis Rodríguez del Río cumple este día 50 años de ministerio ejemplar. A más de muchas otras obras, él fue quien continuó en Saltillo la generosa labor que entre los jóvenes de mi ciudad inició otro inolvidable sacerdote: el padre Luis Manuel Guzmán.
Ahora, después de medio siglo de entrega a su misión, quiero decirle a Luis que él también pasó a mejor vida: la fecunda y noble vida de quien ha puesto en su prójimo el amor y la bondad de Dios. Quiera Él dejárnoslo muchos años más.
¡Hasta mañana!...