Este hombre es literato. Ha ido a visitar a su amigo, que es pintor.
El pintor es ya anciano, y está enfermo. El literato no lo sabe, pero ésta es la última vez que verá con vida a su amigo.
Han hablado los dos de cosas indiferentes. El sol se apaga en el cercano mar. Es hora de dar fin a la visita. El literato se despide.
-Espera un poco -lo detiene el pintor-. Déjame decirte la mayor verdad que aprendí en mi vida: nada puede hacerse sin amor; sin amor no puedes dar ni un paso.
El literato sale de la casa y apresuradamente escribe en un papel esas palabras, como las escuchó. No quiere olvidarlas, porque quien las ha dicho es un hombre de genio. Se llama Pablo Picasso. Voy a decir también el nombre del literato: Camilo José Cela.
¡Hasta mañana!...