A mí me gusta mucho ir al mercado que los jueves y sábados se pone en la colonia Florida, en Monterrey. Ahí la gente es buena y afectuosa; ahí se puede almorzar sabrosamente; ahí se encuentran artículos de todas clases, y a buen precio; ahí el buscador de chacharitas -como yo- hace hallazgos que lo llenan de felicidad.
Déjame contarte lo que el jueves pasado me pasó. Hay en la Isla del Padre una bonita calle cuyo nombre me llamaba la atención: Lantana. No conocía yo esa palabra, ni su significado. Voy al mercado de la Florida y llego a un puesto donde una señora vende plantas. Veo una que tiene flores pequeñitas de un azul que no se decide a ser del todo azul. Yo, jardinero de mi jardín, nunca había visto esas flores, ni ese azul. Le pregunto a la señora:
-¿Cómo se llama esta planta?
Me responde:
-Lantana.
Ahora la florida maceta de la Florida está en mi casa -30 pesos-, y desde aquí la miro. A veces la felicidad es pequeñita, y de un azul que no se decide a ser del todo azul.
¡Hasta mañana!...