Me habría gustado conocer a la ignorada artista -seguro estoy de que era una mujer- de cuyas manos salió esta perfecta obra que vi en la Galería Nacional de Arte, en Washington, D.C.-
Es un “cutout” -papel recortado- pintado a la acuarela, quizá a mediados del siglo diecinueve. Muestra una fauna variadísima donde están lo mismo los perrillos de las praderas que los elefantes, las mariposas y los leones, hasta llegar a un niño y una niña que cabalgan sobre sendos mansos y pacientes perros San Bernardo.
Todas las criaturas aparecen en parejas -tal simetría es el alma del “cutout”- y todas se acomodan en la armonía y orden que había en el mundo antes de que lo desordenáramos.
Me habría gustado conocer a esta artista sin nombre. Sabía que alguna vez perdimos esa plenitud por la cual todas las cosas se encaminan hacia su perfección. Pero sabía también que alguna vez regresaremos a la armonía perdida. Es decir, sabía que alguna vez regresaremos al paraíso.
¡Hasta mañana!...
