Antier mi padre me sentaba en sus piernas y me decía:
“Éste era un gato / con los pies de trapo / y los ojos al revés. / ¿Quieres que te lo cuente otra vez?”.
Yo respondía: “Sí”.
Ayer yo me sentaba en las piernas a mi hijo y le decía:
“Éste era un gato / con los pies de trapo / y los ojos al revés. / ¿Quieres que te lo cuente otra vez?”.
Él respondía: “Sí”.
Hoy mi hijo se sienta en las piernas a su hijo y le dice:
“Éste era un gato / con los pies de trapo / y los ojos al revés. / ¿Quieres que te lo cuente otra vez”.
El niño responde: “Sí”.
Mañana...
¡Hasta mañana!...