HISTORIAS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO
-Señor -se quejó Adán-. Tengo frío.
Entonces el Creador hizo el invierno.
-¡Dios mío! -exclamó el hombre atribulado-. ¡No te entiendo, Señor! Me quejaba porque tenía frío, y como respuesta a mi lamentación hiciste el invierno. ¿Por qué?
Ni siquiera había acabado de hablar Adán cuando Eva, su compañera, fue hacia él tiritando de frío. Lo abrazó; juntó su cuerpo con el suyo. Una dulce tibieza sintió Adán, como si un sol pequeño y amoroso hubiese descendido del cielo sólo para darle calor a él.
Pasados algunos días el Señor preguntaba a Adán con una sonrisa muy traviesa:
-¿Ya no tienes frío?
-No, Señor -respondió Adán sonriendo igualmente, pero ruboroso-. Desde que inventaste el invierno ya no tengo frío.
¡Hasta mañana!...