Dijo uno:
-¡Ya quiero que acabe este año en que tan mal nos fue!
Dijo otro:
-Yo no quiero que acabe.
Preguntó el primero:
-¿Por qué?
Respondió el otro:
-Porque el año que viene será peor.
No dudo que ese ominoso vaticinio se confirme. Al parecer el mundo está enfermo ahora de economía. Pero a lo malo hemos de hacer frente con lo bueno. Es tiempo de poner en práctica la vieja lección que nos enseña a contar nuestras bendiciones cuando se abate sobre nosotros una calamidad. Veamos las cosas buenas que tenemos -la vida; la salud; el amor de los nuestros; lo que sabemos hacer para ganar el pan- y no perdamos esa esperanza que con el nuevo año se fortalece más.
Mientras hay vida lo tenemos todo. Lo demás vendrá por añadidura. Y nosotros lo ayudaremos a venir.
¡Hasta mañana!..